Un plan para la recuperación de Nepal

RAFAEL VILASANJUAN

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Una semana después de que la tierra se hundiera en el corazón de Nepal, hay que empezar a hacer lo mas difícil. El periodo para recuperar cuerpos con vida y rescatarlos entre las ruinas ya ha terminado. Puede que las pantallas de medio mundo muestren algún milagro, pero poco mas. La vida bajo los escombros apenas da para unas horas, a veces días, pero casi nunca una semana y ese tiempo ya ha pasado.

Empieza otra fase más larga en la que hay que buscar soluciones para evitar que las vidas que no se ha tragado la tierra, se las lleven las epidemias o el hambre. Podíamos haber trabajado antes, pero el interés que ahora nos lleva a preocuparnos por la suerte de los nepalís es proporcional al olvido anterior.

La resistencia a un terremoto tiene más relación con la construcción de edificios y con la capacidad económica e institucional de un país que con la fuerza del temblor. Nepal apenas lleva una década en paz tras una guerra civil sangrienta, pero todos estos años no han servido para fortalecer su capacidad de respuesta. Ni siquiera para prevenir lo que todo el mundo sabía: que tarde o temprano el terremoto llegaría.

FENÓMENO PREDECIBLE

La ironía quiso que fuera precisamente en Katmandúdonde una semana antes del primer temblor se reunieran los principales expertos mundiales en movimientos sísmicos. Aunque no intuyeron este, sabían que ocurriría. En Nepal la tierra tiembla con fuerza más o menos cada 80 años y esta vez venía anunciándose. Siendo un fenómeno tan predecible en Nepal, ¿por qué no hemos ayudado a desarrollar el país para aguantar mejor la embestida?

Ya sea por la inoperancia de un gobierno que no avanza en la mejora del bienestar de sus ciudadanos; ya sea por el olvido de Occidente, lo cierto es que ahora hay que hacer frente a un país devastado y una población exhausta. Será difícil que un gobierno corrupto e ineficaz pueda dar respuesta, pero las organizaciones de ayuda tienen capacidad para moverse entre el caos.

Hay millones de nepalís viviendo en campos por el temor a que un nuevo temblor desplome su vivienda y acabe con sus vidas. El apoyo a las urgencias, la distribución de alimentos y agua es lo que, para muchos de ellos, va a suponer la diferencia entre la vida y la muerte.

GEOGRAFÍA IMPOSIBLE

En un país de geografía imposible y accesos a menudo solo practicables a pie, es necesario además habilitar helicópteros que permitan sacar la ayuda de un aeropuerto colapsado y llegar a víctimas a las que todavía no hay acceso mas allá de Katmandú.

Pero más importante todavía será apoyar cuando esta urgencia haya pasado y el drama abandone los medios. Con voluntad y recursos la comunidad internacional puede recuperar Nepal y a toda una población que lucha hace décadas por salir de sus ruinas. Solo hace falta un plan y el compromiso de nuestros gobiernos.