Análisis

Comienza a llover

Los bancos no gastan en anuncios de lo que no pueden vender. Su intención de prestar dinero a particulares y pymes va muy en serio

José Antonio Bueno

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La realidad es la que vive cada uno y en ocasiones lo que dicen las estadísticas no siempre refleja el sentimiento de la mayoría, pero así como hace unos meses la liquidez solo se notaba en los mercados mayoristas y a la economía real no llegaba el crédito, la verdad es que ahora, poco a poco, ese crédito comienza a alcanzar a empresas y particulares.

Más allá de las líneas especiales de liquidez diseñadas para que se conviertan en crédito, hay varios indicadores que muestran que el crédito se anima. Por un lado, el desapalancamiento de la banca está concluyendo, es decir, el saldo de crédito vivo está dejando de reducirse y en algunas entidades ya está creciendo. Esto significa que la concesión de nuevos créditos comienza a ser igual o ligeramente superior a la cancelación de crédito sea por amortización o por salir el crédito del balance por estar en situación dudosa. El sistema comienza a desperezarse. Y por otro comienzan a proliferar anuncios que ofrecen crédito: hipotecas, crédito al consumo o para pymes. Los bancos no suelen gastar en anuncios de lo que no pueden vender, por lo que no hay duda de que esto va en serio. Para cerrar el bucle, ahora lo más caro es el capital, y 100 millones de euros de crédito a una gran empresa consumen mucho más capital que 100 créditos de un millón de euros a diferentes pymes. Todo indica que la intención de los bancos de prestar dinero a particulares y pymes va en serio, muy en serio.

Todavía es una lluvia fina, no esa lluvia que pesa y cala, y es cierto que a muchas empresas no acaba de llegar -las exigencias de solvencia siguen siendo altas-, pero ya ha comenzado a caer y lo importante es que la inercia negativa se ha roto. Que haya crédito es bueno para todos, porque las empresas lo necesitan para animar su actividad y los bancos ganan dinero fundamentalmente concediendo crédito. Y sí, es bueno que los bancos ganen dinero, porque cuando todos lo pierden es señal de que la economía va fatal.

Los errores del pasado

Las previsiones de crecimiento para el 2015 ya son bastante razonables (2,5% - 3%) y son un buen indicador de la recuperación, la de verdad. No hay duda de que está llegando. Es cierto que en esta crisis España no ha aprendido mucho y ha perdido la oportunidad de cambiar de modelo productivo, pero también es cierto que está saliendo del hoyo. Y el crédito es el flotador con el que sabemos nadar. Quedan meses por delante para saber si hemos aprendido algo o no. El dinero está muy barato; tanto, que el Estado se financia a coste negativo. Y eso es un peligro para el españolito medio, porque puede volver a emborracharse con la liquidez. El único antídoto para evitar caer en los errores del pasado es que los bancos que han sobrevivido al tsunami tienen la lección muy aprendida, por lo que les costará ser tan generosos como en el 2006. Además, la vigilancia por el regulador es más férrea que nunca, pero la tentación vive arriba…

Mientras en España haya tanto paro y tanto empleo precario no podremos echar las campanas al vuelo, pero cuando menos comienzan a sonar cascabeles… ¡Que suba la música!