El intruso

Un escritor es un exhibicionista. Puede quedar más o menos expuesto, pero es una máquina de exhibir. O bien lo íntimo, o bien lo ajeno. Es un transformador de la realidad -sutil o literal, pero transformador.

Se lee el libro de Milena Busquets buscando a su madre. Ella insiste en que es ficción, pero todos queremos ver a la que fue directora de Lumen. Leo, ya sin tapujos, sin el escudo de la ficción, los libros de María Yuste y Gabriela Wiener -Vida de provincias y Llamada perdida- y disfruto de ser la intrusa. Antes de sus libros no las conocía y ahora tampoco, pero las siento más cercanas. ¿Qué pasa, cuando hablan de sí mismos los escritores y no lo ocultan? ¿Se acercan solo aquellos que sienten curiosidad o todos, incluso los que no la sentían?

Me lo preguntaba, hace unas semanas, tras haber escrito las siete entradas de Diario de una madre sin hijo, siete días de mi vida que conté en la web de Carmen G. de la Cueva. Los días posteriores a aquel diario, todo el mundo me felicitaba -que era muy hermoso, que les había gustado, que lo echarán de menos. Gente de la que no tengo constancia que haya leído mis libros, sí han leído lo más personal. No leen mis artículos ni mis cuentos, mi literatura, pero sí lo íntimo.

¿Qué pasa? ¿Y por qué me interesan tanto las vidas de Yuste y Wiener? ¿Quiénes son ellas para mí? ¿Por qué me empeño en buscar en Blanca a Milena? ¿Cuánto gana la literatura cuando se novela la verdad? No entiendo qué placer puedo encontrarle a saber que el padre de María tenía una muerte anunciada, que Gabriela mantiene relaciones de a tres, que Milena y Esther tuvieron una historia apasionada como madre e hija.

No sé qué gano yo, o qué gana el libro, al saber que todo ocurrió de verdad, en la vida. No sé por qué me importa, por qué me convierto en una voyeur literaria de lo ajeno. Pero entonces recuerdo algo que me resulta muy familiar: pienso en mi madre, en cómo se le encoge el corazón cuando -sin saber de qué irá todavía-, bajo el título de una película o un libro, reza: basado en hechos reales.