Interferencias

Al final solo somos una fotografía

Lluís Miñarro

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Sí, una fotografia en un álbum desvencijado o en alguna maleta olvidada en lo alto de un armario. Una imagen para el cada vez más difuso recuerdo. "Este fue mi abuelo", "Esta, la hermana de mi madre...".

De Don Manoel queda su obra. Una obra que siempre nos recordará la fragilidad de nuestro paso por la vida, la gloria del instante, la fatalidad del instinto amoroso.

En 'El extraño caso de Angelica' (2010) –una de las dos películas que tuve la oportunidad de producir con él–, un fotógrafo obsesionado por la belleza de una muerta, o quizás dormida, fotografía obsesivamente los surcos que deja el tractor en el terreno. Las viñas revueltas. El lugar donde irá a parar nuestro cuerpo y su belleza. Pero el alma es otra cosa. Y el alma podrá sobrevolar el río Tajo allá por Régua.

A Oliveira le gustaba ir a París y cenar en La Coupole por muy turístico que sea. Descender sin el bastón las escaleras para ir al lavabo y zozobrar o parecerlo. Era parte del guión de un viejo travieso, amante de acertijos, grandes frases y Spinoza.

Enfadado con el Ayuntamiento de su ciudad natal, Oporto, decía -para molestar- que prefería Lisboa…

Tozudo, cristiano y mujeriego se enfadaba cuando alguien le cambiaba las cosas de lugar en el rodaje. Y tenía razón, porque todo significa. Si en un cuadro, la mano de un ángel señala al cielo, es por algo. Al igual que es por algo si un reloj no tiene agujas.

Culto, educado, reservado como las camelias que florecen en la sombra, siempre decía que el cine era un Arte y -como tal- había que entenderlo. Y que por respeto al espectador y a uno mismo, había que integrarlo en la mistérica ensoñación de la vida.

Manoel de Oliveira era profundo, atlántico y sin más prisa que la de hacer nueva película. Descubramos, revisemos 'Acto de primavera' (1993), 'Amor de perdiçao' (1979), 'El valle de Abraham' (1993), 'Viaje al principio del mundo' (1997), 'Una película hablada' (2002), 'Belle toujours' (2006), 'Singularidades de una chica rubia' (2009) o un mediometraje especialmente revelador de 1964, 'A caça', donde apreciar su particular manera de entender el lenguaje del cine.

Mis condolencias a doña Isabel, su esposa. Y también a todos aquellos que deben sentirse como un navío extraviado: Leonor Silveira, Luis Miguel Cintra, Ricardo Trepa… 

Hoy, en Calanda, los tambores deberían resonar no tan sólo por el Cristo. 'Bom viagem', Oliveira!