El PSC de Mataró... deja de hacer de PSC
Joan Salicrú
Periodista
Periodista
JOAN SALICRÚ
La lista que el candidato del PSC, David Bote, presentó el jueves de la semana pasada certifica, también en Mataró, el final del equilibrio que, en el seno de los socialistas catalanes, se había mantenido desde 1979 entre las dos almas del partido.
Bote y su equipo de asesores, capitaneados por el jefe de campaña Esteve Terradas, han ideado una lista -que por otra parte incluye nombres potentes y una efectiva regeneración- dirigida exclusivamente al grueso de los electores que el PSC mantiene a día de hoy: castellanohablantes y de barrios. Lo dicen todas las encuestas.
El perfil del votante base de los socialistas ha sido siempre el mismo; ahora bien, en los mejores momentos –autonómicas de 1999 con Maragall, por ejemplo- el PSC logró, también, hacer mella en el elector catalanoparlante y del centro de la ciudad.
Además, hasta las últimas municipales, la lista socialista local incluía una sobrerrepresentación de personas de este ámbito para intentar proyectar una imagen de suma entre las dos comunidades lingüístico-culturales tradicionales de Catalunya -hasta la llegada de la segunda ola inmigratoria, por supuesto-.
Ahora, los socialistas locales han puesto la directa y han hecho una apuesta pragmática: situar exclusivamente personas de fuera del "Mataró Centre" -que es más un concepto que una cuestión geográfica, atención- en la lista, con la voluntad también de proyectar la imagen de una formación de izquierdas que quiere volver a empezar bien cerca de sus bases. Que son las que son. Y que pueden tener a Podemos como posible nuevo referente, sin ninguna intención de hacer una síntesis de la sociedad catalana.
Esta nueva formulación, que irrita algunos de los integrantes del alma histórica catalanista, deja a ICV como única formación que al menos hasta ahora ha sido capaz de recoger votos de todos los barrios por igual -ninguna otra formación se demuestra capaz, a estas alturas-.
Y supone, por tanto, la claudicación por parte del PSC local de intentar seguir ejerciendo de rótula, de punto de encuentro, de mínimo común denominador, entre dos maneras de ver el país cada vez más separadas entre sí -no necesariamente más enfrentadas , pero sí más separadas-.
El PSC, en definitiva, deja de hacer de PSC. El mundo cambia... y los partidos también.
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