En cabeza de la piratería

Es imposible competir con quien ofrece lo mismo que tú pero sin pagar impuestos

JOSÉ MANUEL TOURNÉ

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En los países occidentales, las industrias culturales representan porcentajes altísimos del PIB y su digitalización permite la generación de riqueza y empleo sin más recursos naturales que la imaginación y las habilidades de los seres humanos. Lamentablemente, la cultura del todo gratis que se ha instalado en internet en España está ahogando este desarrollo y el talento, ampliamente demostrado, de nuestros creadores se ve frustrado por la inexistencia de una industria que lo impulse y lo financie.

De acuerdo con los datos del Observatorio de la Piratería hechos públicos ayer,  la piratería digital bate récords en España: durante el 2014 se accedió ilegalmente a 4.455 millones de contenidos digitales, con un valor de mercado de 23.265 millones de euros. La contundencia de las cifras  y la solidez del análisis, que transcurre ya por su quinto año, permite pocas dudas respecto del vergonzante puesto que España viene ocupando en los rankings de la piratería mundial. Las razones alegadas por los propios consultados para acceder a contenidos ilícitos en lugar de acudir a la oferta legítima son también muy claras: «Ya pago mi conexión a internet», «no pago por un contenido que posiblemente luego no me guste», «no estoy haciendo daño a nadie», «no hay consecuencias legales para el que piratea, no pasa nada»...

Los internautas conocen la existencia de una oferta legal amplia; en ese sentido, las industrias han hecho los deberes. Basta una visita a una página como www.mesientodecine.com para verificarlo: casi 30 plataformas de descarga legal de películas solamente en nuestro país avalan a un sector que está creciendo en toda Europa... menos en España.

¿Por qué? Porque competir contra quien ofrece lo mismo que tú sin pagar impuestos ni seguros sociales y aprovechando tu inversión promocional es imposible. Porque mientras en otros países han entendido la importancia del sector cultural y han adoptado medidas contundentes, en nuestro país no se adoptan ni medidas eficaces ni se realizan esfuerzos para educar en el respeto a la propiedad intelectual.

Frente a los resultados de la Agcom italiana, con cerca de 30 webs cerradas, la Sección Segunda de la Comisión de Propiedad Intelectual no ha acordado ni un solo cierre y se ha limitado en plazos exasperantemente lentos a ordenar la retirada de tres archivos. Frente a declaraciones contundentes contra la piratería de Sarkozy, Merkel, Obama o la Reina de Inglaterra, el presidente Zapatero retiró por dos veces una ley para combatir la piratería «por la gran contestación en las redes sociales a la normativa sobre descargas de contenidos en internet» (Expansión, 13 de diciembre del 2011) y el presidente Rajoy se pasea aplaudiendo la actividad de los manteros (Tercer Mercado, noviembre del 2014).