Análisis

La filosofía de Charly Rexach

ERNEST FOLCH

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Charly Rexach es uno de estos raros casos que, más que un mito, es una filosofía de vida. Sus peculiares teorías, su proverbial menosprecio por el esfuerzo y su inteligencia natural lo hacen un personaje divertido e imprescindible del barcelonismo. Su última aparición ha sido estelar: en unas declaraciones recogidas por 'Regió7', ha acusado a Messi de comer más pizzas de las debidas el año pasado, ha vuelto a sugerir que el problema de Cruyff no es él sino su mujer, y ha explicado que el origen de la pelea entre Pep Guardiola y Tito Vilanova fue una supuesta oferta del Manchester.

Como el Barça no vive de goles sino también de declaraciones, las palabras de Charly han levantado una polvareda tan esperable como incómoda. Cierto, Rexach debería haberse mordido la lengua y ha sido criticado con algo de razón porque ahora cobra del club, pero al mismo tiempo es utópico exigirle una corrección política que ni tiene ni debe tener: al fin y al cabo, los mitos del fútbol los escuchamos para que nos expliquen lo que piensan sin más limitaciones que su propia experiencia. Rexach lleva años ejerciendo su libertad de decir lo que quiere y cuando quiere, y a menudo, equivocado o no, dice cosas que pocos dicen y muchos piensan.

Cuestión de intereses

El problema, pues, no es él sino los que aplican un rasero diferente en función de quién habla: los mismos que comprenden las palabras de Rexach incendiarían el Camp Nou si lo hubiera dicho Cruyff, y los mismos que acusan a Johan de pesetero entienden que Charly cobre del club, por la sencilla razón de que en realidad no aprecian a uno y a otro sino que los utilizan en función de sus intereses.

Pero las declaraciones de Rexach deberían servir por encima de todo para entender qué debemos hacer con nuestros mitos y con nuestra particular y enquistada guerra civil interna. Dejemos que hablen aunque no nos guste lo que dicen. Dejemos que trabajen para el club y dejemos de utilizarles para pasar cuentas con uno de los dos bandos, sean capuletos o montescos. Lanzarse ahora a la yugular de Charly sería caer en el mismo juego despreciable de la junta actual, cuando humilló innecesariamente a Cruyff nada más empezar su mandato: de aquel episodio desgraciado vienen muchas de las plagas que han asolado al club estos últimos años.

Nueva oportunidad

A las puertas de unas elecciones decisivas, al barcelonismo se le brinda otra oportunidad de resolver un conflicto casi atávico. Lo primero y más urgente que habrá que hacer es restablecer la figura de Cruyff, que es sin duda la más importante y que explica por si misma porque el Barça llegó a la cima del fútbol mundial, y lo segundo es que este gesto no se haga en forma de venganza, como ya sucedió en las últimas elecciones a la presidencia.

El primer paso para firmar la paz es quitarle hierro a las declaraciones de Rexach. Como hemos visto estos últimos cinco años, la rabia es muy mala consejera para gobernar y sobre todo para ser feliz.