Váyase Mr. Rajoy

JOAN GUIRADO

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Leía abrumado a través de las redes sociales las críticas que muchos le dirigían a la vicepresidenta primera del Congreso Celia Villalobos, porque está estaba jugando con su tableta 'pública' --de la que disponen todas sus señorías-- al maldito Candy Crush, el juego al que tanto odio cogemos cada vez que recibimos una invitación de él por parte de alguna amistad de Facebook. El gesto de Villalobos al final no era nada más que la gráfica representación de cuando las encuestas del CIS hablan de desafección política. Ni ellos, nuestros representantes cuyos cobran más de 100.000 euros --como el caso de Villalobos--, son capaces de aguantar sus discursos cargados de falsas promesas y oculta realidad.

Lo sorprendente del momento en el que las cámaras pillaron a Villalobos --el mismo en el que cualquier spindoctor se llevaría las manos a la cabeza si no fuera porque por ejemplo como ministra de Sanidad intentó cerrar la crisis de las vacas locas asegurando que había dado instrucciones a su chacha de poner huesos de cerdo en el caldo en lugar de vaca, animando a los ciudadanos a hacer lo mismo-- es que mientras, en la Tribuna a la cual ella había dado acceso, hablaba el presidente del Gobierno, quien la puso ahí. Una muestra más de como los suyos mismos dan la espalda a Rajoy. Imaginemos que en lugar del presidente quien hablara en ese momento fuera por primera vez en un Debate de estado de la nación el joven diputado de IU Alberto Garzón, símbolo de la regeneración. De lado, una profesional de la política que espera su dorada jubilación contra un recién licenciado economista utópico que cree que puede cambiar las cosas. Su modo de desconexión de las palabras del ponente, ahí, talvez hubiera sido total.

Y es que el hecho de elevar el que una diputada estuviera jugando con la tableta a noticia más comentada del DEN, demuestra el bajo nivel del mismo. Rajoy triunfalista, como si estuviera radiografiando la España de hace unos años y que nunca más será, fue la viva imagen de la decadencia de nuestra política. Fiel a confundir el género del que habla entre el pronombre y el contexto de la frase, el presidente nos volvió a demostrar que a parte de no saber gobernar tampoco sabe leer. Lo que al tenerlo al lado, uno siente un poco de vergüenza ajena. Entre eso y pena, sobretodo cada vez que al soltarle un -y tu más- a Pedro Sánchez sin pensar en los millones de parados a los que se refería, soltaba una sonrisa bajo la nariz que solamente se puede atribuir a alguien entrañable, de buena fe. De ahí tal vez se explica que mientras en su partido se repartían sobres, el no se enterara de nada.

Y los aplausos. Que vergüenza sus señorías. Aplaudir un reproche como "con ustedes había más pobreza o más parados" me parece ridículo, vergonzoso. No están ahí para aplaudir a su líder espiritual. Esa pantalla del juego de la política ya la hemos pasado, estamos en la de ser auto críticos. Creo yo recordar que ni en la escuela nos podíamos poner todos a aplaudir o reír cuando algo nos hacia gracia, a menos de querer aceptar un castigo. Son normas básicas de comportamiento y civilización. El hemiciclo no es un zoológico, es un lugar importante donde se decide nuestro día a día. Como el día a día de la mujer sexagenaria que conocí hace unas semanas en un Burguer de la calle Fuencarral, que llevaba en el interior del restaurante des de las nueve de la noche con un solo café para no tener que soportar los 2º de la calle, y que al cerrar el establecimiento a las dos de la madrugada, como una pareja en situación similar que jugaba a cartas, tuvo que buscarse un techo en las calles de Madrid. Su día a día tendrían que estar debatiendo, y no apurando como ganar su voto.

Observar el bochornoso espectáculo de un hemiciclo semivacío ya a media tarde, en plan huída masiva aún siendo primer día de la sesión de un debate que no interesa a nadie pero que algunos políticos creen que si, convirtiéndolo en la apertura de la larga precampaña para las generales, resulta incluso más desesperanzador que ver a Villalobos jugar a Candy Crush. Si escucháramos las conversaciones de muchos de los diputados cuando se reúnen sin filtros y alguna copa con sus allegados, las encuestas del CIS respeto la utilidad del DEN nos parecerían esperanzadoras y todo.

Únicamente espero que cuando Villalobos ya aburrida de jugar al Candy Crush y harta de dar o quitar la palabra, enviase una petición de vida al presidente Posada o a cualquiera de los otros vicepresidentes de la cámara para que la reemplazarán, se la otorgaran. Debemos tener compasión y admiración de alguien que aún cobrando cinco veces más que la mayoría de los españoles, ha tenido que aguantar muchos debates de estos. A ver quién de nosotros, en su situación, no hubiéramos buscado algún juego para pasar de nivel virtualmente, por aquellas de si se repite la misma en la realidad. Les aseguro que si esa petición de vida extra, me llega a mÍ por parte de Rajoy, se la rechazo. Por cínico.

Sí, sus señorías: les falta pasar muchas pantallas de nivel para ser dignos representantes y portadores de nuestro voto. ¡Game over!