La estrategia del gigante asiático

La India saca pecho

Narandra Modi juega con pragmatismo sus cartas internacionales para impulsar la imagen de su país

GEORGINA HIGUERAS

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De la mano de Narendra Modi, la India ha emprendido una ofensiva diplomática sin parangón, que pretende situar al país entre los principales actores internacionales. En solo ocho meses de gobierno, por Nueva Delhi han desfilado Barack Obama, Xi Jinping Vladímir Putin. A su vez, Modi ha visitado EEUU, Japón y Australia, además de asistir en este último país a la cumbre del G-20, donde fue la estrella por todos cortejada. Y las invitaciones no cesan. China y Reino Unido son algunos de los próximos viajes del primer ministro de la tercera economía asiática. Lejos han quedado los años en que Modi era un paria internacional, con la entrada prohibida en EE UU por su inacción como jefe del gobierno de Gujarat en el pogromo que costó a la vida a unas mil personas, casi todas musulmanas. Pero la buena administración económica de ese estado de la India -10% de media en la última década, frente a menos del 7% en el resto del país-, fue lo que facilitó al líder del Partido Nacionalista Hindú (BJP) una gran victoria en las elecciones. Por primera vez en 30 años, un partido, el BJP, logró mayoría absoluta en la Cámara baja.

Modi juega con pragmatismo sus cartas internacionales para impulsar el crecimiento y la influencia global de la India. Tras declarar en Washington que «la India y EEUU tienen un interés fundamental en el éxito del contrario», invitó a Obama al desfile del Día de la República (el 26 de enero) y quiso presumir de la amistad común. Aunque las relaciones entre los dos países han mejorado sensiblemente desde el fin de la guerra fría, en que la India se alineó con la Unión Soviética, muchos indios son reticentes a mostrar en público su simpatía hacia Washington.

La visita de Obama no ha supuesto un hito en ningún frente, pero ha logrado avances parciales en la cooperación nuclear civil, tecnología de defensa y cambio climático, lo que confiere a la relación bilateral un mayor valor geoestratégico. Tanto la India como EEUU ven con recelo el auge de China. De ahí que, aunque Modi lo niegue, algunos analistas consideran que el entendimiento de ambos dirigentes pretende frenar las ambiciones de Pekín como patrón asiático.

Lo mismo podría decirse de la relación India-Japón, país que ha ofrecido a Modi invertir 33.000 millones de dólares en cinco años. El primer ministro Shinzo Abe viajará a Nueva Deli en los próximos meses. En Tokio, con quien Pekín se disputa unas islas situadas en el mar del Este de China, Modi criticó el «expansionismo» chino. La India no solo está preocupada por la nueva diplomacia asertiva de su vecino en los mares del Este y del Sur de China, sino sobre todo por sus avances en el Índico, donde Nueva Delhi quiere mantener su supremacía. Modi desconfía de la oferta del presidente Xi Jinping de establecer una ruta de la seda marítima, para lo que está dejando un reguero de acuerdos comerciales y ayudas en Sri Lanka, Maldivas y Seychelles, donde estableció en el 2011 una base de reabastecimiento de su flota.

El principal socio comercial

Mientras tanto, China se ha convertido en el principal socio comercial de la India, con unos intercambios que superaron el año pasado los 100.000 millones de dólares. Las economías de los dos gigantes asiáticos son complementarias y las posibilidades de cooperación inmensas, si sus gobiernos logran resolver las disputas fronterizas que envenenan su relación desde la miniguerra de 1962. India, que pronto superará a China en población, tiene un enorme capital humano con formación tecnológica, frente a una población china que envejece y en la que comienza a faltar mano de obra. Pero no es fácil. Una semana antes de que Xi Jinping llegara a Nueva Delhi en septiembre, decenas de soldados de ambos países se enfrentaron en la zona fronteriza de Ladakh. Modi y Xi tuvieron que dedicar su primera reunión a solventar el choque. Pekín se ha comprometido a invertir 20.000 millones de dólares en la obsoleta red de infraestructuras indias, misión a la que contribuirá el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

Modi tampoco ha descuidado la relación con Putin, que visitó la India en diciembre y firmó acuerdos para la construcción de 12 reactores nucleares, el suministro de crudo durante 10 años y el ensamblaje en la India de 400 helicópteros rusos al año. Modi le aseguró que Rusia seguirá siendo el principal abastecedor de armas de la India. La diplomacia india va viento en popa, pero Modi no ha cumplido sus promesas de luchar contra las principales causas del atraso indio, la corrupción y la grave situación de la mujer, víctima del infanticidio, la falta de educación y violaciones impunes. De los 66 ministros de su Gobierno, 20 están acusados de fraude, asesinato, violación, pertenencia a banda armada o intimidación criminal.