En pantalla

Dos teles y un empresario

Manuel de Luna

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«No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a exponerlo». Esta frase se le atribuye a Voltaire, pero bien la podría haber compartido José Manuel Lara, un empresario que supo aplicar la esencia de esta máxima a un campo tan resbaladizo como el de los medios de comunicación. Y con éxito, al menos, en la tele: en Atresmedia conviven en total armonía dos visiones tan  diferentes de la realidad como son las de Antena 3 y La Sexta.

El mismo Lara, en una de sus últimas apariciones en la pequeña pantalla (en el programa de Canal Sur Pido la palabra, en el 2013), apuntaba a su interés por la pluralidad como uno de los pilares de su concepto empresarial: «Creo que, como grupo, somos plurales, pero buscamos ser plurales respetando al otro y por esto tenemos problemas», reconocía el malogrado empresario, que en otro momento de su intervención se refería a uno de esos problemasJordi Évole. Para Lara, el conocido periodista catalán es «un gran profesional», pero confesaba que se quejaba a su gente de que no se le daba el suficiente soporte para hacer el nivel de programa que merece. «Debería tener más tiempo y más gente para poder contrastar parte de la información que está dando, porque, a veces, queda sesgado por no tener más medios. Y porque él también es sesgado... Y tiene todo el derecho».

Por suerte para la libertad de expresión, este peculiar -y modélico- planteamiento empresarial le ha dado pingües beneficios, demostrando que pluralidad y negocio no están reñidos. Cuando en el 2011 se confirmó que A-3 compraba La Sexta (por unos 250 millones de euros), el canal rondaba el 4% de audiencia media, y este mes de enero lo ha cerrado con el 7,7%, tras 28 meses de crecimiento consecutivo desde la fusión. ¿Y cómo se consigue este pequeño milagro? Pues con la clara visión de que hay que diversificar la oferta. Así, no solo no se ha desnaturalizado la esencia progre de La Sexta, sino que se ha potenciado con los recursos de Antena 3, el hermano mayor (y bastante más conservador en su línea editorial).

Pura sinergia positiva, que satisface a dos tipos de audiencia y, claro, crea esos problemas: pone de los nervios a dirigentes del PP como Esperanza Aguirre, que la pasada semana reñía a Atresmedia en el mismo plató de Espejo público (A-3) por, entre otras cosas, la querencia que La Sexta tiene hacia Podemos.

No debía de ser agradable para un empresario de su categoría y posición este tipo de problemas con ese poder que tanto y tan bien sabe presionar (supresión de canales privados, globo sonda sobre la vuelta de la publicidad a TVE...) e intercambiar cromos y favores. Pero ahí siguen Wyoming, Ana Pastor, Jordi Évole, Antonio García Ferreras...

A quien no se le veía en su tele era al propio Lara, pero siempre estaba conectado: cada semana tenía una reunión con Sílvio González, consejero delegado de Atresmedia y profesional de su máxima confianza, para analizar y diseñar el día a día del grupo. Y los resultados ahí están: Atresmedia tuvo un beneficio neto -de enero a septiembre del 2014- de 47,1 millones de euros, un 66,7 % más que en el 2013. Quizá Voltaire estaría orgulloso.