DESDE 1977

Somos Charlie hasta que nos ofenden

El gag de Facu Díaz indica que todo el mundo es Charlie hasta que le tocan los cataplines

LLUCIA RAMIS

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Es fácil defender la libertad de expresión cuando la broma no te ofende. La Audiencia Nacional ha imputado al humorista Facu Díaz por un'sketch' del programa Tuerka News. El gag, titulado 'El PP se disuelve', no tiene gracia; no porque toque un tema sensible, sino porque es muy malo. En el vídeo, un encapuchado anuncia en nombre del Partido Popular que la banda deja las armas, y reclama el acercamiento de sus presos a Andorra o a un sitio donde se coma bien.

La organización Dignidad y Justicia denunció a Facu Díaz por humillar a las víctimas del terrorismo, aunque en el chiste no se hace ninguna referencia a ellas. La sátira de Díaz consiste en parodiar, con una escena que recuerda a ETA, a un partido político que suele comparar a los demás con los nazis sin ironía alguna. Y sin que pase nada.

Reírse de algo significa que le has perdido el miedo. También el respeto, y eso es de lo que se trata. Cuando le pierdes el respeto a la autoridad, esta te da un sopapo en la boca con la ley Mordaza. Hasta hace dos días, no podías mentar a la familia Real, y menos burlarte de ella, como ya quedó claro tras aquella portada censurada de la revista 'El Jueves' que todos vimos, o aquel 'Bestiari Il·lustrat' en el que Jair Domínguez le disparaba a una caricatura de Juan Carlos I (y cuya imputación quedó finalmente archivada).

El gamberro mediático o periodístico no siempre es gracioso, pero aunque ofenda, suele ser inofensivo (salvo a veces para sí mismo). La inteligencia es insultante para el bobo. Resulta desternillante que el Gobierno, que exigía libertad de expresión tras el atentado contra el satírico'Charlie Hebdo', ahora le ponga límites al humor considerando intolerable la bromita. Todo el mundo es Charlie hasta que le tocan los cataplines. El gag de Facu Díaz es una chorrada. Lo que implicaría condenarle por haberlo hecho, no.