La gestión de los asuntos públicos

De duplicaciones y simplificaciones

Para ser eficiente, la Administración debe cambiar mentalidades y procesos y liquidar los reinos de taifas

FRANCESC REGUANT

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En una reciente mesa redonda sobre el futuro del sector agroalimentario, el tema que movió unanimidades entre los empresarios fue la necesaria simplificación administrativa. Se expresó inquietud por el alargamiento innecesario de los procesos, por la dificultad para comprender y atender un sinfín de normativas dispersas, por la duplicación o triplicación de las ventanillas -mal coordinadas- para relacionarse con la Administración. De alguna forma, los representantes del sector agroalimentario anteponían algo tan simple como poner la casa en orden a los grandes retos estratégicos de futuro. Sin duda se ha mejorado mucho en eficiencia en la Administración, pero queda demasiado por mejorar, algo que incluye también a la Unión Europea. Y eso no sale gratis: una Administración burocratizada e ineficaz es un lastre para la economía y una mala imagen en el escaparate global.

Hoy se sigue legislando a peso de diario oficial, e incluso en algunos círculos políticos se señala el número de leyes como un indicador de la calidad de gobierno. Las mejoras en la gestión de la cosa pública deben ir forzosamente acompañadas de un soporte legislativo renovado, pero el mero hecho de legislar no presupone la mejoraMontesquieu decía que las leyes inútiles debilitaban las necesarias. Una legislación moderna debe basarse en la claridad, la simplicidad, la integración o derogación de normativas conexas y la apuesta clara por las tecnologías de la información y la comunicación.

Hoy se sigue legislando en duplicado. Hace pocos días, desde el Departament d'Agricultura se presentaba a la opinión pública el proyecto de ley del suelo de uso agrario, mientras que desde el Departament de Territori i Sostenibilitat se presentaban las orientaciones para una ley de territorio. Es decir, dos leyes que actúan sobre realidades solapadas pero que se están impulsando sin ninguna o poca conexión y coordinación entre ellas. La crónica descoordinación entre Agricultura y Medi Ambient o Territori ha comportado no pocas disfunciones, y algunas de ellas han condicionado seriamente la viabilidad de importantes y necesarios proyectos. Otro ejemplo es la sanidad agroalimentaria, donde concurren -como mínimo- de forma diferenciada tres actores, salud, agricultura y medioambiente, ante un granjero o empresario desconcertado.

Hoy se sigue controlando en exceso y mal. Casi podría decirse que se controla mal porque se controla en exceso. Una cadena interminable de controles difumina responsabilidades y termina desactivando la calidad del control, aunque lo que sin duda logra es alargar los procesos hasta el infinito. La Administración tiene que dar el salto al control a posteriori, primando la auditoría en vez de la intervención previa, ofreciendo la máxima transparencia y reclamando el feed back del usuario. Pero para ello deben producirse cambios importantes en la cultura administrativa, con unas normas más flexibles, más orientadas a los contenidos y menos a las formas. La rigidez actual de algunas normas acaba provocando que la propia Administración termine utilizando procesos creativos para no bloquear la dinámica del servicio.

Una Administración integrada y eficiente exige cambiar mentalidades y procesos y, sobre todo, liquidar los reinos de taifas que inundan unidades administrativas y departamentos. Ese es el problema: el cambio genera resistencias e incertidumbre, algo que políticos de mirada corta puesta en las próximas elecciones intentan evitar. Por la misma razón, ante temas contradictorios que afectan a diversos centros de poder se prefiere la actuación por separado, como si la falta de comunicación resolviera las contradicciones. Una actitud que precisamente consigue el efecto contrario, que no es otro que acentuarlas.

Una Administración moderna y eficiente debe ser una Administración cercana y transparente, donde el ciudadano pasa a ser, directa o indirectamente, el mejor auditor. Dos ejemplos pueden ilustrarnos. Los hospitales suelen destacar por tener procesos operativos menos burocráticos y más eficientes, y la razón es bien simple: tienen una realidad muy exigente y al cliente delante. Al hacerme cargo hace ocho años del gabinete técnico del Departament d'Agricultura observé que mucha información se guardaba en el cajón, y ante ello indiqué que toda la información estadística debía publicarse en la web. Inmediatamente saltó la alarma entre el personal técnico sobre la calidad de la información, calidad que acto seguido, gracias a la exigencia de rendir cuentas ante la sociedad, entró en un proceso de mejora continua. La Administración está al servicio de la ciudadanía, y la mejor herramienta para lograr clientes satisfechos no es otra que la transparencia informativa y saber escuchar al usuario.