Día mundial de una enfermedad

Sida, pero no solamente

Los avances contra el VIH deben complementarse con una mayor atención a las infecciones emergentes

JORDI CASABONA

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Pese a que los pacientes tratados por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) tienen ya una calidad y una esperanza de vida similares a las de la población no infectada, el sida sigue siendo un elemento de sensibilización social y política sin precedentes. Hace unos días, en un café de Barcelona, a medianoche, activistas, políticos, científicos, representantes institucionales y personajes del arte y la cultura compartíamos un rato convocados por Stop Sida, una de las oenegés catalanas que ofrecen servicios de apoyo a los grupos más vulnerables. Ninguna otra enfermedad tiene la capacidad de movilización transversal del sida; por muchas razones, la reivindicación de los derechos civiles asociada a esta pandemia se ha convertido en un elemento imprescindible en el discurso políticamente correcto.

En todo caso, la respuesta técnica a la epidemia también debe tener en cuenta los cambios que esta experimenta. En Catalunya, durante la última década se han diagnosticado unos 700 nuevos casos de VIH anuales, pero mientras que hace años la mayoría eran usuarios de drogas intravenosas (UDI), actualmente el 60% son hombres que tienen relaciones sexuales con hombres (HSH) y casi la mitad se diagnostican cuando ya deberían estar en tratamiento. Como la mayor parte de Europa occidental, tenemos una epidemia concentrada en el colectivo de HSH y un retraso diagnóstico demasiado elevado. Y estamos asistiendo a una importante emergencia de otras infecciones de transmisión sexual (ITS), como la sífilis, la gonorrea, la clamidia, el herpes y la propia hepatitis C, a las que las conductas sexuales no son ajenas.

Las herramientas para combatir la epidemia también evolucionan. Tenemos tecnologías diagnósticas para el VIH y las ITS que con una gota de sangre o de saliva en pocos minutos nos dicen si una persona está infectada. El año próximo, Gran Bretaña y Francia legalizarán su libre venta en farmacias para que el usuario pueda hacer el autotest en casa, y es previsible que rápidamente se expandan al resto de países. Cada vez tenemos más información sobre el posible impacto de tratar a todos los infectados para disminuir su capacidad de transmisión (tratamiento para la prevención) e incluso de tomar antirretrovirales antes de la relación sexual para reducir la probabilidad de adquisición (píldora del día anterior). Son herramientas no exentas de riesgos que habrá que monitorizar pero que hay que tener en cuenta.

En consecuencia, los retos para la salud pública también cambian, y creo que los más importantes son:

• No caer en el reduccionismo biomédico y despreciar las conductas que favorecen la exposición al VIH y las ITS y los factores estructurales que, como la pobreza, la inmigración, el estigma... dificultan el acceso a los servicios. Por mucha tecnología que tengamos, su impacto será insuficiente si no intervenimos en cada uno de estos componentes.

• No olvidarnos del resto de ITS. El VIH no es un problema de la población general, lo es del colectivo HSH y de los pocos UDI que todavía comparten material de inyección. En cambio, otras ITS, como las clamidias y el herpes, tienen un importancia creciente entre la población joven. Hay que adecuar los mensajes, establecer las correspondientes prioridades de intervención, y cuando se hable del VIH hacerlo también del conjunto de ITS, y en definitiva del concepto de salud sexual.

• Conseguir implementar circuitos asistenciales ágiles que aseguren la atención continuada e integrada teniendo en cuenta los servicios comunitarios de las oenegés, la atención primaria y las unidades hospitalarias.

• Disminuir el retraso diagnóstico de estas infecciones.

En este último sentido, la Agència de Salut Pública de Catalunya (ASPC) está implementando un estudio piloto para introducir la prueba rápida del VIH en centros de asistencia primaria y además lidera dos proyectos europeos para mejorar los servicios de cribado comunitario y estudiar la introducción de tecnologías como el autotest y el uso de webs seguras para acceder a los resultados de las pruebas realizadas en programas de calle.

El contexto de restricción presupuestaria no ayuda, pero Catalunya cuenta con los elementos de respuesta adecuados. Tenemos una veintena de centros asistenciales de primera línea, dos importantes grupos de investigación básica, un centro de estudios epidemiológicos específico, una red de profesionales de asistencia primaria formados, otra de oenegés consolidada en torno al Comitè 1 de Desembre y uno de los centros de cribado comunitario más activos (BCN Checkpoint). Si se consolidan dinámicas de trabajo inclusivas en las que cada actor aporte su experiencia, podremos reducir la carga de enfermedad, nada despreciable, asociada al VIH y el resto de ITS.