tú y yo somos tres
Montse, la provocadora
Ferran Monegal
Crítico de televisión
Ferran Monegal
FERRAN MONEGAL
Para revitalizar el tono muscular y conseguir más excitación, el presentador del programa 'En la red' (Cuatro), Javier Ruiz, ha mandado a Catalunya a su colaboradora la abogada Montse Suárez. Fecha elegida para la visita: el domingo 9-N. Efectivamente, Montse es una señora muy guerrera. La vengo siguiendo en los debates de la tele (Tele 5 e Intereconomía TV, básicamente) desde hace tiempo. Es tremenda. Presenta siempre un aspecto sensacional, bronceada, posturista, belicosa... Cabe señalar que ejecuta con virtuosa soltura el mejor cruce de piernas que jamás se ha visto en los platós. Más que una tertuliana parece una vedete.No me llamen machista: me limito a describir lo que salta a la vista y se nos ofrece.
En esta ocasión, Montse viajó a Catalunya en plan provocadora. No se trataba de informar, sino de buscar cacao, que es otra técnica, muy exitosa, por cierto. Llegó imitando el estilo de Cake Minuesa, el reportero llamado 'El follofacha' o 'El follonero de la derecha'. Hay que reconocer que la señora Suárez cumplió excelentemente. Incluso a veces superó al original con creces. Llegó en AVE a Barcelona. En la estación se encontró con Alicia Sánchez Camacho. ¡Ah! Una casualidad muy hermosa.
Luego viajó a Sant Vicenç del Horts, en busca de Oriol Junqueras. Lo encontró en un acto público. Y plantada entre la gente, con la alcachofa del micro como arma y el verbo como proyectil de metralleta, le lanzó perdigonadas diversas: «¡Está cometiendo un acto delictivo! ¿Qué representación, qué legitimación tiene usted? ¡La democracia es cumplir la ley, señor Junqueras!». Consiguió dejar estupefacta a toda la concurrencia.
Después de este primer golpe, se fue a Gràcia, en Barcelona, y se puso delante de un instituto a vapulear a humildes ciudadanos que iban a votar tranquilamente. Les propinó un meneo de primera. Les decía, irritada: «¡Yo no voy a permitir que ustedes rompan en dos a España!». Y en vista de que no la dejaban entrar en el instituto («¡Han abierto este colegio de forma ilegal!», gritaba en la puerta), se fue en busca de los mossos. Encontró dos allí mismo, delante de la Escola Jujol. Los guardias -probablemente para no encender más el ambiente- pasaron de ella. Y Montse agarró el tren de vuelta, enfadada, diciendo: «Me siento víctima de esta farsa. Es el mayor fraude de toda la democracia española».
¡Ah! Felicitemos a Montse. El papel de 'follofacha', versión femenina, lo ha ejecutado impecablemente.
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