Al contrataque

«Vete a tu país»

Me huelo que hay más crispación entre políticos que entre la ciudadanía

JORDI ÉVOLE

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No es habitual que un político se emocione en una radio, e incluso llore por sus convicciones. Es más frecuente ver a ciudadanos destrozados por culpa de las decisiones de los políticos. Prefiero a los políticos que lloran, si es de corazón, por la independencia (o por el unionismo) que a los sobrados que se ríen de la independencia (o del unionismo). Yo prefiero a Oriol Junqueras que a Miguel Ángel Rodríguez. A Junqueras no le he oído hablar de fusilamientos. Al menos, durante nuestra reciente estancia en Sevilla no le escuché hablar en términos de ese calibre. Y, por lo que vi y oí, los sevillanos tampoco le faltaron al respeto, inclusive todos aquellos que expresaron sus discrepancias con él. Esa tolerancia me parece admirable. Nadie parecía tener miedo de lo que pensaba la otra parte, ni nadie pretendía dar miedo a nadie. Sencillamente, dialogaban.

Ya sé que todos los ciudadanos no son así (otros queman banderas españolas y otros, banderas catalanas). Ni siquiera muchos políticos son tan dialogantes como los andaluces con quienes compartí, junto a Junqueras, mesa y mantel en Sevilla. Hubo más diálogo entre nuestros anfitriones y el líder de ERC que entre Rajoy y Mas. Me huelo que hay más crispación entre políticos que entre la ciudadanía. Y me huelo que existen medios de comunicación interesados en vender más crispación de la que hay. Pero igual tengo la nariz tapada, y no huelo bien, cosa que no descarto. Y más después de leer en el diario ABC esta información: «El presidente de ERC fue increpado por muchas personas que estaban en el aeropuerto de Sevilla con expresiones como 'vete a tu país'». Por suerte, tengo por costumbre leer la prensa, porque si no ni me enteraría de qué cosas están ocurriendo en mi vida.

Un mudo en el balcón

Porque yo estuve siempre con Oriol Junqueras. Bueno, siempre, no, salvo unos diez minutos. ¿Fue entonces cuando le increparon? Se lo he preguntado, y me ha dicho que no. ¿Y cómo lo sabe?, me pregunté. A lo mejor, en la otra punta de Sevilla había alguien increpando a Junqueras a grito pelado desde el balcón de su casa. Y nosotros no lo oímos, pero el ABC, sí. O a lo mejor lo que ocurrió es que un mudo salió al balcón de su casa y empezó a increpar a Junqueras. Y nosotros no fuimos capaces de oír su pensamiento, pero el ABC, sí.

Yo me fío más del ABC que de lo que yo viví. Y eso no solo me pasa a mí, sino a más de un medio de comunicación catalán y proindependentista, que divulgó la noticia tal cual. Ni llamaron a ERC para confirmarla. Lo de menos es si es cierta o no. Conviene a los dos bandos: a uno, para vender que el independentismo crispa y, al otro, para vender que los unionistas son irrespetuosos.

Ante este periodismo, yo me siento desplazado. Si me increparan con la expresión «vete a tu país», no sabría a qué país irme.