Al contrataque

'It's so hard to be a catalan'

JOAN BARRIL

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Hace unos cuantos años,  un grupo de rumberos y palmeros llamado Ai Ai Ai lanzó una canción que, de no haber sido por las guitarras, habría sido un verdadero lamento. Pep Lladó, Sicus y Tarragona montaron este grupo en homenaje al entonces recientemente fallecido Gato Pérez.  La canción se titulaba It's so hard to be a catalan, y realmente eso de la catalanidad en aquellos años era muy duro. Pero no tanto como ahora, cuando los ídolos se derrumban y los tribunales constitucionales se dedican a desenterrar el Tomahawk del franquismo maquillado.

A pocos días de la manifestación de la V, y cuando lo de las urnas de cartón está que arde, cabe preguntarse qué van a hacer los líderes políticos del soberanismo una vez desaparecido el icono máximo. Ahí tienen la dolorosa catarsis de Convergència Democràtica, en la que se hace leña del árbol caído. Y ahí está la degradación de la protofamilia del nacionalismo reducida a cenizas desnudas y sin nada con que cubrirse. En sus salidas matinales por Queralbs o por Mitre hemos visto a Pujol paseando su pena con el orgullo del gobernante omnímodo y una campanilla como la que llevaban los leprosos mientras vagaban por los caminos medievales. It's so hard to be a catalan en tiempos en los que hasta una guerra en Ucrania nos deja con los melocotones podridos y Merkel prefiere tener una Costa Brava llena de propietarios alemanes a poner en riesgo la seguridad jurídica por una eventual Catalunya independiente. A Merkel no le interesan las importaciones catalanas sino las exportaciones alemanas a España. Y esas se las garantiza ese iletrado Rajoy que no habla alemán como lo hacía Pujol.

Resistencia pasiva

Lo difícil de ser catalán en la actualidad consiste en saber quién se va a llevar los votos de Pujol y de su clan. Malos tiempos para ciertas confesiones públicas. La idea se los ha zampado mientras Junqueras se limita a esperar, a mirar y callar. La espera como único acto posible. Volvemos a los tiempos de la resistencia pasiva, y lo de la independencia todavía tardará un par de generaciones en volver a levantar los ánimos. Si los sucesivos gobiernos españoles no cometen las torpezas con las que Rajoy y su gente han ido fabricando independentistas, la independencia será solo una oración para momentos difíciles. Mientras tanto, ai, ai, ai. Ser catalán se ha convertido en algo muy duro. Privados de liderazgos patriarcales, hoy vemos que los padres no son del pueblo sino de la familia de Vito Corleone. Y así no hay quien viva. Ya no sabemos siquiera si somos de los nuestros y si el Govern de los mejores es el Govern de los excelentes. Durante unos tres años hemos jugado con la delantera y ahora nos toca jugar en la defensa y con el portero lesionado. It's so hard to be a catalan. Si algún día vamos a Eurovisión, sería nuestra canción oportuna.