¡No todos somos iguales!

Cientos de personas anónimamente trabajan únicamente en lo que sienten, sin ningún lucro

ÀLEX MOGA I VIDAL

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"Puño firme, corazón caliente, cabeza fría, pies en el suelo". Esta frase pronunciada por el 'president' Mas, establece no sólo la solemnidad del acto en que lo pronunció, sino un principio de actitud. Y ahora, es más necesario que nunca. El catalanismo político, también y sobre todo CDC, necesita esta actitud.

Con el proceso de transición nacional iniciado, "la ambigüedad" se dejaba atrás. Con la crisis, y sobre todo con sus consecuencias, la sociedad nos pide, "más personas" y actualmente con los múltiples casos de corrupción política, sobre todo acentuado por el caso Pujol, ahora la exigencia es, además, "hacer limpio ".

Y ha llegado la hora de tener la actitud que se nos pide, como partidos políticos que somos y que supongo que queremos seguir siendo, y que nos exige la sociedad catalana. Por el contrario, la política "de siempre y los mismos" camina hacia la residualidad y como me dijo un amigo mío hace pocos días "la residualidad no la vota nadie".

Las personas que estamos en la calle, que hablamos con la gente, que nos abrimos a aceptar la crítica, que no somos por encima del bien y del mal y que nos diferenciamos de la ideología de "nuestros y los otros", recogemos el sentir de un pueblo que desea que le hablen claro, que le sean sinceros, que seamos honestos, que situamos a las personas en el centro de nuestra acción y decisión política y sobre todo que seamos creíbles con hechos y no únicamente con palabras. Esta es la actitud que ahora necesitamos y necesita Catalunya y el catalanismo político.

Y cabe decir aplicando una dosis de sinceridad, que esta actitud, que reitero ahora es totalmente imprescindible, es ejercida mayoritariamente por cientos de cargos electos locales. Condeno la generalización de la política con las "malas praxis", ¡no todos somos iguales! Desde el mundo local y miles de militantes y simpatizantes de formaciones y movimientos políticos trabajan cada día con un único objetivo "trabajar por su pueblo y por su país" con ningún lucro que no sea el sentimiento personal de servir a lo que sienten.

Esta debe ser la base y el patrimonio de la nueva actitud, sin disfraces ni juegos de distracción.