tú y yo somos tres

Esta 'ratomaquia' se hunde

FERRAN MONEGAL

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El día del estreno consigueron un 13% de share. A la semana siguiente, un 10%. Y en esta tercera entrega, un 8,2%. Es evidente que esto se hunde. Las audiencias no son garantía de calidad de ningún programa, pero en el caso de los realities de Tele 5, y en el caso concreto de la actual ratomaquia de divorciados Ex, ¿qué harías por tus hijos? -en los que el concepto de calidad ni se contempla, ni existe- la audiencia es lo único que para ellos tiene sentido. De modo, que en vista del fracaso, no me extrañaría que dentro de nada cerrasen el chiringuito. Hay que reconocer que se han esforzado para incentivar el mal rollo y el conflicto entre esas 10 exparejas que han encerrado en una jaula de Fuerteventura. Taladrados por las cámaras las 24 horas del día, han logrado grabar y reemitir hasta la saciedad agrios enfrentamientos entre ellos, discusiones llenas de virulencia y de pus. Veamos una pequeña selección de excrementos que se han ido lanzando entre ellos mismos: «Eres lo más funesto que he visto / Yo me marché llevándome solo mis bragas y a mis hijos / Un día le pillé con una. Ordinaria. Era lo peor. Le dí un guantazo y le dejé mi mano grabada en la cara , en relieve / Tú eres una buscona. Solo quieres tíos con pasta / Estás ciega y encoñada / Todas sois unas zorras», y así se van pudriendo los días. Eso sí, todo por sus hijos.

¡Ah! Los que tengan a partir de 9 o 10 añitos deben estar encantados viendo en la tele, con sus amiguitos, cómo sus papás se enlodan y denigran. Para aumentar la supuración y la bilis, el otro día les hicieron la prueba del asco: les obligaron a comer aquellos platos que más les repugnan a cada uno -entrañas, vísceras, casquería- y vomitaban sobre la mesa, como preludio del vómito de reproches sobre ellos mismos. ¡Ah! Esa prueba solo la hubiera superado Emma García. Esta presentadora ha demostrado tener un estómago increíble. Debería dejarlo para la posteridad, para que la comunidad científica lo estudie y se maraville.

Para aumentar el cacao, ahora han metido en los avinagrados debates del plató -entre los familiares de las víctimas- a criaturas habituales de T-5, como Rosa Benito, Bárbara Rey, su hija Sofía y Alessandro Lecquio. En efecto, son expertos en relaciones matrimoniales podridas. Les contratan para que metan más leña en la estufa y que consigan temperaturas superiores a las de los crematorios de los servicios de pompas fúnebres. A pesar de tanto esfuerzo, esta ratomaquia se hunde.