La carrera electoral de EEUU

Señora presidenta

Hillary Clinton está altamente preparada para ocupar la Casa Blanca y tiene muchas posibilidades

CRISTINA MANZANO

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Alguien llegó a apuntar que Hillary Clinton, al saber que va a ser abuela próximamente, podría no presentarse como candidata a ocupar la Casa Blanca. Nada más lejos de la realidad. Todos los gestos, todos los pasos que ha dado en los últimos meses, desde que anunciara su renuncia a seguir dirigiendo el Departamento de Estado hasta la actual gira para presentar su último libro, Hard Choices (Decisiones difíciles), parecen ir encaminados a preparar su campaña a las primarias demócratas y poder aspirar, esta vez sí, a convertirse en la primera mujer presidenta de Estados Unidos.

Después de haber sufrido una amarga derrota frente a Barack Obama en la contienda del 2008, supo reconducir sus energías y volcarse en cuerpo y alma, como fiel aliada del presidente, en su tarea al frente de la política exterior estadounidense. Una tarea nada fácil, al tener que gestionar las frustraciones nacionales e internacionales de una superpotencia en retirada. Pero aun así salió más que airosa, con la casi única mancha del ataque al consulado norteamericano en Bengasi, que costó la vida al embajador Christopher Stevens. Los republicanos no han dejado de acusar a Clinton de ocultar información y de mala gestión en esa crisis.

Es difícil, sin embargo, que algún otro candidato, hombre o mujer, tenga la capacidad de captar fondos -clave en cualquier campaña norteamericana-, los contactos, la experiencia, el nombre o el conocimiento del mundo real de la política que tiene Hillary Clinton. Y también los apoyos.  Por una parte, los de la opinión pública: junto con Michelle Obama, es la figura más valorada de Washington. Una encuesta de esta misma semana del Pew Research Center asegura que más del 70% de los que se declaran demócratas, o cercanos, tienen una visión positiva de ella. Y por otra, los apoyos del propio partido, incluidos los de sus 16 compañeras senadoras que firmaron una carta secreta para asegurarle su respaldo.

Decía recientemente Michelle Obama que «Estados Unidos está preparado para una mujer presidenta». Sería desde luego un hito que Clinton llegase a la Casa Blanca en el 2016. Además de un potentísimo valor simbólico, ayudaría a normalizar el papel de las mujeres en la política norteamericana; no deja de ser extraño que en todos los continentes haya habido representación femenina en los más altos cargos políticos, pero no en EEUU. Por otra parte, como secretaria de Estado la propia Hillary ha impulsado políticas de género tanto en su  Administración como en la relación de su país con terceros.

Con un aparentemente claro dominio en el bando demócrata, y un Partido Republicano que sigue en busca de su esencia, las posibilidades de Clinton son elevadas. Y aunque la política norteamericana es altamente imprevisible, no estaría mal verla ocupar la Casa Blanca. Por mujer también, pero, sobre todo, por estar altamente preparada.

Directora de Esglobal.