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BCE: más vale tarde que nunca

EDUARDO MARTÍNEZ ABASCAL

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Ya he hablado otras veces de la enfermiza obsesión del Banco Central  Europeo por la inflación y su ceguera para ver la falta de crecimiento y el desempleo en la zona euro (EL PERIÓDICO, 23/3/13). Ahora parece que la cosa cambia. El pasado jueves, el BCE anunciaba la inyección de 400.000 millones para que los bancos presten dinero a las empresas. Por fin parece que el BCE se pone las pilas y se da cuenta de que en la UE tenemos un serio problema de crecimiento, que hace mucho daño a las personas y también a las instituciones (a los gobiernos y a la propia UE).

Podemos juzgar la actuación del BCE comparándola con la de los bancos centrales de otros países. La FED (EEUU) inyectó 2 billones de dólares entre 2008 y 2009, justo al principio de la crisis. En Europa el BCE inyectó 1 billón, 3,5 años más tarde, en febrero del 2012. El banco central de Japón también se puso las pilas en abril del 2013. Ahora lo hace el BCE, inyectando menos dinero de lo que hizo la FED y casi 6 años después de que empezara la crisis. Un poco lento este BCE. Pero, vaya, nunca es tarde si la dicha es buena.

Es llamativo que haya costado seis años convencer al BCE de que la inflación no es un problema. Nunca lo es en tiempos de crisis. Nadie sube los precios si tiene la tienda vacía. Subes los precios en tiempos de mucha bonanza cuando la tienda está a tope. Pero para los economistas del BCE parece que esto no es así. Mi impresión es que siguen anclados en teorías económicas viejas que sirvieron para entender la hiperinflación alemana de los años 20, o la inflación mundial de finales de los 70. Pero es que han pasado ya casi 90 y 35 años desde entonces, y seguimos con la misma mandanga.

Desde el 2009 el crecimiento económico de la zona euro se ha movido entre el 0% y el 1%, es decir entre nada y un poco más que nada. En el 2009 bajó un 3% que es una barbaridad. En el 2010 nos recuperamos ligeramente y enseguida el BCE subió los tipos de interés, señal clara de su preocupación por la inflación. La economía volvió a caer durante 2012 y 2013. Realmente son tozudos estos señores del BCE.

Intuyo, pero no lo sé, que la culpa de esto no es del señor Draghi sino del fundamentalismo monetarista del presidente del Bundesbank, Jens Weidmann. Weidmann, asesor de la cancillera Merkel, había trabajado solo dos años en el Bundesbank antes de su nombramiento como presidente a los 42 años.

Uno de los temas que el Parlamento Europeo debería cambiar es el mandato (misión) del BCE, para que esta no sea solo la inflación, sino también la ayuda al crecimiento sostenible. Por último, sería muy de desear que el BCE bajara el euro. Es fácil, con unas sencillas declaraciones de Draghi se puede lograr. Con un euro a casi 1,4 dólares no hay quien exporte, y sin exportación la recuperación será muy lenta, como los últimos seis años han demostrado.