Los problemas de una gran metrópolis

Contaminación y ruido en Barcelona

El elemento clave seguirá siendo disponer de un transporte público suficiente, fiable y a buen precio

Contaminación y ruido en Barcelona_MEDIA_1

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EDUARD ALBORS

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Leí hace unos días una encuesta realizada a turistas que visitaron Barcelona el año pasado y que puntuaron a la ciudad con un 8,42 sobre 10. La valoración es de un notable alto, de lo que nos podemos mostrar satisfechos, pero si tenemos voluntad de superación hemos de intentar mejorar aquellos aspectos en los que estamos peor valorados. En la encuesta, la contaminación, la seguridad ciudadana y el ruido son los aspectos con peor puntuación. Es obvio que el visitante no valora la problemática real de los residentes (como hoy en día son el paro, la situación económica o la disminución de las prestaciones en algunos servicios básicos), pero sí apunta temas que debemos mejorar.

No voy a tratar el tema de la seguridad ciudadana porque no es mi especialidad. Pero creo que una actuación coordinada de los diferentes cuerpos de seguridad y su patrullaje en la calle debería hacer disminuir esa inseguridad en algunas zonas.

Centrándonos en los otros dos aspectos peor valorados, me atrevo a plantear algunas ideas. Contaminación y ruido forman parte del medioambiente de Barcelona y en gran medida están provocados por el tráfico rodado. Las motos son las causantes de una parte significativa del ruido generado por la circulación. Además, los motoristas son el 50% de las víctimas mortales y se ven involucrados en casi el 40% de los accidentes. Por ello es necesario un control más intenso -por parte de la Guardia Urbana- de la conducción de esos vehículos y las condiciones sonoras de los mismos. La introducción de la moto eléctrica sería una excelente solución, pero sus elevados precios la hacen -a corto plazo- poco competitiva.

Pero el control de la velocidad no debe limitarse a las motos sino al conjunto de los vehículos ya que por debajo de los 50 Km/h (velocidad máxima en los núcleos urbanos) el ruido de propulsión es mayor que el ruido de rodadura, y hoy en día en los coches ese ruido de propulsión es moderado. Por otra parte, debe seguirse con las campañas de asfaltado con pavimentos poco ruidosos.

En relación a la contaminación hay que trabajar en el tema de las flotas de vehículos. La más numerosa es la de taxis, con algo más de 10.500 licencias. En el sector ha tenido un crecimiento muy importante el número de vehículos híbridos, pero sumando los híbridos y los propulsados por gases licuados del petróleo (GLP) y gas natural no llegan al 25%. Los taxis son vehículos que circulan muchas horas y debería forzarse en los próximos años (normativa, renovación de licencias...) su reconversión a, como mínimo, vehículos híbridos.

Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) ha hecho un esfuerzo importante para reducir el impacto ambiental de su flota de autobuses, colocando filtros antipartículas y utilizando combustibles alternativos al diésel en más del 50% de sus vehículos. Pero los buses híbridos son aún un porcentaje pequeño y no debería haber excusa para reconvertir a híbridos los autobuses turísticos (unas 70 unidades), que al ser un servicio rentable facilita esta transformación. En otras empresas de autobuses se debería ser más exigente con las que tienen sus terminales en el centro de la ciudad, exigiendo que cumplan con la norma europea de emisiones Euro V.

La red viaria básica debería estar dotada de la mayor sincronización posible en los semáforos con el fin de disminuir el efecto parada / aceleración, que incrementa las emisiones contaminantes. En Barcelona existen itinerarios sincronizados en los recorridos de río a río pero están mucho menos definidos en los mar-montaña. Tampoco en estos itinerarios mar-montaña están completos los carriles-bici. La bicicleta, que ha tenido un crecimiento muy significativo propiciado por el Bicing, debe seguir ganando espacio gracias a nuevos carriles o a las zonas de pacificación de tráfico. Seguramente la próxima etapa será la de las bicis eléctricas, la e-bici.

No obstante, el gran salto para la reducción de la contaminación y el ruido pasa por el uso significativo de vehículos particulares híbridos o eléctricos. Para ello es necesario que la ordenanza municipal de vivienda exija en las obras nuevas la instalación eléctrica en los garajes de puntos de suministro individual para la recarga de los coches, y que se incentiven con un programa tipo Barcelona posa't guapa esas instalaciones eléctricas en las viviendas ya existentes.

En definitiva, la mejora de la calidad ambiental será un proceso progresivo que la aplicación de medidas como las expuestas ayudaría a conseguir, pero no debe olvidarse que en una metrópoli como Barcelona el elemento clave seguirá siendo disponer de una oferta de transporte colectivo -especialmente ferroviario- suficiente, fiable en todos sus operadores y a precio razonable.