Derecho a no decidir monarquía
Núria Orriols Guiu
Estudiante de Periodismo y Ciencias Políticas en la Universitat Pompeu Fabra
NÚRIA ORRIOLS
El PSOE, después de obtener su peor resultado en unas europeas y en pleno debate sucesorio, será el único partido de izquierdas, monárquico, que no clame someter a referéndum la monarquía. La última misión de Rubalcaba ha sido contribuir en la sucesión de Juan Carlos I. Asegurar la estabilidad. Sin contar con sus bases, claramente republicanas. El PSOE, gran partido de estado, acompañará al PP --aunque no es necesario porque tienen mayoría suficiente-- mientras su electorado huye hacia aquel que lleva el nombre de su fundador, Pablo Iglesias.
De acuerdo con la Constitución, en caso de abdicación, son las Cortes Generales que vía Ley Orgánica deben resolver la sucesión, y aunque no se someterá el modelo de estado a votación, habrá un debate sobre la legitimidad de la monarquía española en el Congreso. Otra decisión de gran trascendencia que se hace en ausencia de la votación popular y del consenso constitucional. España es el país del derecho a no decidir, tampoco sobre la monarquía.
La federación
CiU se abstendrá. Para Duran, porque han vuelto a quedar excluidos de un pacto de estado --como en la anterior reforma constitucional--, por los soberanistas de la federación, porque no se debe entrar en este debate, la meta es la consulta. CiU pilota una transición nacional para crear otro estado a través del derecho a decidir. Desde el momento en que CDC se posiciona a favor de una Catalunya independiente, no tiene sentido que no sea republicana si no es que se quiere compartir el rey. Si se pide democracia para decidir el futuro político de Catalunya, es incoherente avalar una sucesión que se hará sin el consentimiento de las urnas. Al mismo tiempo que lo es pedir el derecho a decidir el modelo de estado, y negar este derecho a los catalanes.
De Felipe a Felipe
El relato de la historia hace que sean dos Felipes los que ocupen el trono en los momentos clave para Catalunya. Jugada del estado. Si a Juan Carlos I se le atribuye la transición democrática --interpretación que no comparto-- a Felipe VI se le quiere otorgar la legitimidad de reformular España en un momento de crisis económica, social, institucional y política. También solucionar el conflicto territorial. Nada es casual. Príncipe de Girona y habla catalán, se prepara una nueva transición ordenada que permita al poder continuar en el poder. Que todo cambie para que nada cambie.
Para los partidarios de la tercera vía esta es la ventana - oportunidad para presionar una reforma constitucional que blinde la integridad territorial de España una generación más. Se gesta una oferta. Pero hay quien nos quiere vender antes de que esto sea una realidad --reproduciendo un tuit de Oriol Junqueras--. No se puede regenerar España a través de una institución no democrática. Tampoco resolver el conflicto democrático entre Catalunya y España. Pase lo que pase, la solución siempre son las urnas. En este caso, el próximo 9 de noviembre.
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