La revolución en una mesa de camping

Miquel Carrillo

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"Si votar sirviera para algo, ya lo habrían prohibido". Es la típica frase hecha, resultona, del repertorio de todo anarquista de salón (tuitero o no) que se precie. Pero esta vez va a ser que sí, o al menos interpreto que es la señal que nos manda la Junta Electoral Central (JEC), a instancias de PP, PSOE, UPyD, Vox y Cilus. Esta vez es realmente subversivo, participar en uno de los experimentos políticos más interesantes celebrados en los últimos años en este país. Por si no lo conocen, el Multireferendum nos proponía una votación paralela, aprovechando las movilización ciudadana del 25 de mayo, para preguntarnos sobre si nos veíamos con fuerzas de recuperar nuestra soberanía energética, si debíamos pagar la deuda que se declarara ilegítima o si queríamos  una agricultura con transgénicos o no, entre otras cosas. Una de aquellas cosas que cuando las hacen los suizos y aparece la noticia en la televisión, todo el mundo se mira en el bar, se saca el palillo de la boca y le dice al tipo de al lado: "Son unos maestros estos suizos, ¡eso sí que es democracia!"

Aquí hacemos las cosas con un orden, como decía Aznar. ¿Qué es eso de preguntarle a la gente si quieren que cuando alguien presente una ILP esta tenga que conducir a un referéndum vinculante? ¡Pero bueno, habrase visto! España se desmembra, en cada mesa de cámping que se despliegue para preguntarnos ese tipo de cuestiones que escapan a las entendederas del pueblo llano. Pero me temo que llevamos muchos años dejándonos ganar, sin hacer valer nuestra superioridad intelectual, y algo debe de estar cambiando porque la JEC lo ha detectado, por mucho que se le pasara a la Junta Electoral Provincial de Girona, que sí dio autorización por aquellos lados hace menos de dos semanas.

Además, media España estará reflexionando mientras celebra en las calles o intenta digerir los triunfos deportivos de sus eternos rivales. Y eso sí que no, preguntarnos sobre si queremos la MAT o BCNWorld mientras levantamos la copa (la de Europa o la de gintónic) puede ser peligroso para los que nos rodean. La JEC ha autorizado las celebraciones futbolísticas sin ningún problema del fin de semana, sépanlo también, pero el Multireferendum es obviamente 'incompatible con el ambiente propicio para la reflexión'. 

¿No tienen ustedes la sensación del náufrago que ha explorado todas las trochas, veredas y caminos, llega una y otra vez al mismo punto y se da cuenta, por fin, de que está en una isla? Una isla cerrada en sí misma, a la que estuvo bien llegar para no ahogarse, pero de la que no se puede salir si no nos lanzamos al agua otra vez, y donde no sirve construir puentes de madera para llegar al continente. De eso se encargan los dueños de la ínsula, a través de sus lacayos, de tirar al mar una y otra vez cualquier intento civilizado de llegar a tierra firme. "Se trata de votar más y mejor, no han entendido nada", decía alguien en Twitter. Vaya que si lo han entendido, perfectamente.

Sáquese el palillo de la boca, apure el vermut, y siéntase realmente subversivo o subversiva este domingo, como si estuviera en Zurich. Cuando vote a su representante para el Parlamento Europeo, siga votando en el Multireferendum, así hasta la victoria final. ¿Quién dijo que la revolución no estaba en las urnas?