Infancia invisible en campaña

JAUME CLUPÉS

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En pocos días los europeos acudiremos a las urnas para escoger un nuevo Parlamento. Cada día oímos y leemos nuevas propuestas de los candidatos a estas elecciones europeas pero escuchamos muy poco hablar de la infancia. Esto pese a las altas cifras de pobreza infantil que afectan a casi uno de cada tres de nuestros niños. 

En muchos países, entre ellos el nuestro, las políticas sociales destinadas a infancia y familia disponen de unos recursos absolutamente insuficientes, muy por debajo de la media europea. Mientras los países miembros de la Unión Europea destinan a políticas sociales destinadas a infancia y familia una media de 2,2% de su Producto Interior Bruto, en España este porcentaje es de un 1,4% y en Cataluña de 0,9% 

Actuar para ganar

No podemos mejorar la actual situación de precariedad en qué se encuentran nuestros niños si disponemos de menos de la mitad del presupuesto que deberíamos tener. La infancia no es un asunto privado, no es una cuestión de cada familia. Es un asunto público y su bienestar debe garantizarse a través de unas políticas públicas eficientes que se financien con los impuestos que pagamos todos nosotros. 

Las cifras de pobreza infantil han sido excepcionalmente altas en Cataluña y en España en épocas de crisis pero también durante el periodo de prosperidad que vivimos en la pasada década. Uno de cada cinco niños se encontraba en el umbral de la pobreza en los años de la bonanza económica y muy poco se hizo para revertir esta situación. El resultado de esta falta de inversión es que la situación de los niños se ha precarizado todavía más con la crisis económica y los casos de niños que no disfrutan del bienestar mínimo que deberíamos garantizarles como sociedad han aumentado. 

Los medios de comunicación nos informan constantemente sobre situaciones de precariedad que afectan a los más pequeños pero muy pocos explican que este fenómeno no es nuevo, que no es producto sólo de la crisis y que no se solucionará si no tomamos medidas de fondo al respecto. 

Con motivo de las elecciones europeas que se celebrarán la próxima semana, la FEDAIA ha enviado a los candidatos al Parlamento Europeo una carta en la cual pedimos su compromiso no sólo para trabajar por el bienestar de la infancia sino para avanzar en la armonización de las políticas sociales dentro de la Unión Europea. ¿Por qué? Porque creemos que así como Europa ha sido capaz de unificar su política monetaria debe ser capaz de avanzar también en aquellos ámbitos que garanticen el bienestar de las personas y muy especialmente de los niños. 

El actual contexto de crisis económica y las consecuencias que están teniendo los recortes en el bienestar de la infancia en países como España, Grecia o Portugal, por citar sólo algunos, nos han hecho llegar a la conclusión que sólo la armonización de la política social de los veintiocho y la creación de un Estado de Bienestar único evitará que se repitan situaciones de precariedad respeto a la infancia como las que estamos viviendo actualmente. 

Creemos que así como la Unión Europea (UE) ha conseguido llegar lejos en la integración política y la unión monetaria, debe ser capaz también de armonizar sus políticas sociales, una cuestión que permitiría garantizar el bienestar de la infancia en todo el territorio comunitario. 

Si nuestras políticas sociales estuvieran armonizadas como lo está la política monetaria, los gobiernos de turno no tendrían la libertad de aplicar recortes que pongan en peligro el bienestar de los niños como ocurre actualmente. La experiencia empírica de las últimas décadas en los países de la Unión Europea, pero también en los de la OCDE, demuestra que aquellos países que han invertido más en infancia son aquellos que tienen mayores niveles de bienestar y menos pobreza y exclusión social. Estos países con mayores niveles de bienestar infantil son aquellos que han impulsado políticas públicas a largo plazo, pensando no sólo en poner parches a los problemas del presente, sino en invertir con una perspectiva de futuro. 

Pensar en el futuro

Tenemos que invertir en la infancia. No sólo en nuestro país sino también en aquellos donde los niños se encuentran en una situación más precaria, ya sea por efecto de la crisis, por el déficit de inversión en políticas públicas fuertes y eficaces o por los recortes que se han visto obligados a hacer los gobiernos para hacer frente a las exigencias de la troica formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. 

Hemos de poner en marcha políticas que garanticen que en 20 años más no nos encontramos en la actual situación. No podemos permitir que se repitan situaciones como las que vivimos actualmente. 

Invertir en infancia es la mejor garantía de conseguir una sociedad equitativa, cohesionada y competitiva.