Listas únicas en las elecciones europeas

SISCU BAIGES

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Cuanto más cerca están las próximas elecciones al Parlamento europeo más evidente es la distancia que hay entre lo que se decide y los argumentos que se ofrecen a los ciudadanos para que decidan el sentido de su voto.

Catalunya es el perfecto ejemplo de esta contradicción. El eslogan 'Ganémonos Europa' de CiU es la antítesis de lo que se supone que está en juego entre los días 22 y 25 de mayo, cuando se realizarán las votaciones. No se trata, según CiU, de ir al Parlamento europeo para legislar en favor de los ciudadanos de la Unión sino de estar allí para convencer a Europa que tiene que estar al lado de Catalunya. Interpretación evidente: "Tenemos que ganarnos Europa para la causa de la independencia".

ERC insinúa con un 'Ahora, en Europa' que al proceso soberanista le toca detenerse en la campaña de las elecciones al Europarlamento. "Empecemos el #nuevopaís" rubrica la propaganda republicana, para dejar claro que la prioridad es Catalunya, no Europa. Las CUP ni siquiera se presentan.

Pero no solo se miran el ombligo las candidaturas del bando independentista. Ciudadanos utiliza "La fuerza de la unión" y cuando hablan de "unión" no se refieren a la Unión Europea, claro está, sino a la que no quieren CiU i ERC.

El PSC ha apostado por: 'Cambiemos Europa. Paremos a Rajoy'. Mezcla cuestiones distintas. Cambiar Europa supone cambiar a Xose Manuel Durao Barroso, los presidentes del Eurogrupo y el Consejo Europeo y las políticas neoliberales que han impuesto en los últimos años. Rajoy es una anécdota en este cambio y si hay que pararlo es en las próximas elecciones generales. No ahora.

PP y ICV han apostado por eslóganes más ambiguos: 'Lo que está en juego es el futuro' (PP) y 'Nuestros derechos: nuestra dignidad'. Lemas que pueden servir para unas elecciones europeas, españolas, catalanas o municipales.

Pero no estamos ante un error exclusivo de Catalunya. Es un mal que afecta a otros países, que esperan saber los resultados de las elecciones para sacar conclusiones locales: si el PSOE quedará por delante del PP, el grado de deterioro del socialismo francés o la reacción del votante alemán al pacto CDU-SPD en el gobierno de ese país. Ingleses y escoceses se miran de reojo, esperan los datos de las urnas para enfocar de un modo u otro la recta final del proceso hacia el referéndum de independencia de Escocia, el 18 de setiembre.

Por no hablar de los que directamente se presentan con la voluntad de desmontar Europa en lugar de construir una mejor.

Cambiar esta dinámica se intuye una labor gigantesca. Pero hacerlo es la única manera de avanzar hacia una Europa que esté al servicio de los ciudadanos, de todos los europeos y no de los bancos y los mercados financieros y empresariales.

Sugiero que en las próximas elecciones europeas, las diferentes opciones ideológicas concurran en listas únicas en el conjunto de la Unión. El día en que un alemán acepte que un griego encabece su candidatura ideológica a presidir Europa y que un catalán independentista vote a un español para ese cargo, tendremos los Estados Unidos de Europa al alcance de la mano.