El modelo económico catalán

¿Sincrotrón o sincrolandia?

Un macrocentro comercial en torno a Alba va a condicionar gravemente su desarrollo futuro

RAMON J. MOLES

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La Generalitat tiene sobre la mesa otro tema candente: el desarrollo de un macrocentro comercial en el llamado centro direccional ubicado a caballo de Cerdanyola y Sant Cugat del Vallés, en las lindes de la Universitat Autònoma de Barcelona. Más claro: junto a los terrenos destinados a desarrollos complementarios (empresas y equipamientos de alta tecnología) del sincrotrón Alba se van a ubicar equipamientos comerciales y recreativos impulsados por capital foráneo que, según se rumorea, pueden llegar a generar hasta unos 10.000 puestos de trabajo.

Estamos hablando de una colosal superficie de equipamiento comercial que puede oscilar entre los 100.000 y los 200.000 metros cuadrados (Baricentro tiene 42.000 y la zona comercial de Sant Pau de Riu Sec a la entrada de Sabadell Sur unos 72.000). Aunque se dice que no es un macrocentro, sí que será un gigantesco multicentro. Parece que los deseos de salir rápidamente de la crisis obran milagros aun a costa de condicionar proyectos estratégicos de alto valor añadido como sería la creación de un polo empresarial y de servicios de alta tecnología en el entorno del sincrotrón Alba.

A pesar de los obvios beneficios cortoplacistas de este proyecto, de llevarse a cabo en los términos anunciados, generaría principalmente tres grandes perjudicados: el sincrotón Alba, Sant Cugat del Vallès y el modelo económico de la sociedad catalana en general. Por partes.

Primera. Un sincrotrón no es una atracción de feria. En el mundo existen unas 70 instalaciones de este tipo, 25 en Europa (PSI de Suiza, o el SOLEIL y el ESRF en Saint-Aubin y Grenoble, en Francia). La mayoría de ellas han servido para potenciar el desarrollo económico de sus ubicaciones mediante la atracción de talento, empresas y tecnología relacionada con su actividad. Con este objetivo, se reservó suelo suficiente para equipamientos e instalaciones de este tipo en el entorno inmediato de Alba: para favorecer el papel del sincrotrón como locomotora económica. Si el proyecto comercial se aprueba en los términos anunciados conllevará un condicionante muy relevante.

Segunda. La centralidad del Vallès Occidental se ha desplazado. Es un hecho que en la capacidad de atracción económica de alto valor añadido, el geoposicionamiento respecto de grandes infraestructuras o la ubicación de equipamientos docentes relevantes Sant Cugat, gracias a sus gobernantes, supera hoy a Sabadell o a Terrassa. Así es la vida. Para sostener y potenciar este desarrollo la «nueva capital» del Vallès precisa de una capacidad de atracción, de un magnetismo económico como el del sincrotrón y sus capacidades anexas. Aunque estos terrenos se ubiquen en Cerdanyola habría que huir de lecturas localistas y reduccionistas para favorecer una lectura competitiva del territorio a escala europea que permita reforzar nuestro papel en la economía del conocimiento puesto que la economía catalana se promociona hoy como dinámica, de valor añadido, claramente exportadora, que apuesta por la tecnología y la atracción de talento. Algo que no parece muy coherente con este proyecto comercial. Otra cosa sería que el sincrotrón no existiera y debiéramos optar por postularnos como una región económica tipo Florida (dedicada al monocultivo del ocio) o Massachusetts o Israel (dedicadas a la economía del conocimiento). Por activa y por pasiva se anunció que esta opción ya estaba tomada a favor del segundo modelo. Prueba de ello son la BioRegió, el sincrotrón o el superordenador Mare Nostrum.

Si realmente se pretende un Govern coherente con sus propias declaraciones urgen tres iniciativas a distintos niveles.

Primera. La configuración de un plan de desarrollo del área del sincrotrón, con participación del Govern, de la UAB, de las administraciones locales, del tejido empresarial y de los lobis existentes (Barcelona Global entre ellos), que sirva para comercializar coherentemente el suelo afectado por este equipamiento. Segunda. Un posicionamiento expreso y operativo de Sant Cugat que permita identificarle aún más como polo vocacional de atracción de talento aprovechando las sinergias existentes en su territorio y la proximidad de esta instalación científica. Para ello se precisa un análisis específico que seguro que su alcaldesa sabrá aprovechar. Tercera. Un plan de ocupación en esta área geográfica, con participación de todos los actores, que permita recalificar recursos humanos con objeto de que sus aspiraciones no se limiten solo al ocio y al comercio, sino que se extiendan también a sectores de alto valor añadido. Así podríamos evitar convertir una instalación científica (sincrotrón) en un parque de ocio (sincrolandia).