Ministros al quite antes del paseíllo

FRANCISCO JAVIER ZUDAIRE

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Nosotros nunca tendremos a tres ministerios dejándose la piel de sus carteras para defendernos de nuestros presuntos delitos.

Tres ministerios, tres --Interior, Hacienda y Justicia-- y la Fiscalía. Ésos son los poderes hipotecados del Gobierno, y ésa es la implicación del Estado para que nada perturbe a la infanta. Más todavía: para que no haya en la nómina real un miembro que se haya sentado en el banquillo de los acusados. Arriesgado borbón, digo, borrón sería fiar la integridad, también supuesta, de una institución digital a la bochornosa imagen surgida de un juicio. Ni el 'photoshop' de la Zarzuela, experimentado y exitoso en otras ocasiones, podría con ello.

 Acepto la monarquía, si la mayoría la acepta, nada tengo en su contra. Ni a favor. Y si sus miembros han prestado servicios al país, supongo que los habrán cobrado: aquí no aguantan gratis ni los postes de la luz. Algunos, incluso sobrecogen, que es verbo digno de entrar en la RAE por la puerta grande en su acepción de trincar. Cuando a mí me dan la nómina, entiendo que me la he ganado y que no se trata de una caprichosa concesión de la empresa. No dilapiden, pues, desde el poder, los valores democráticos por bailar el agua y congraciarse con la Corona; estamos hablando de los fundamentos del sistema, y ésos no pueden servir como herramientas de voluntades interesadas: la Justicia, pilar básico, no es moneda de cambio de nada y a todos debe, debería, afectar por igual, y todos debemos, deberíamos, estar sometidos a ella. Y gozar de su protección.

¿Cómo quieren que nos traguemos este sapo sin decir ni mu? ¿Acaso el fiscal del reino y los tres ministerios se iban a preocupar de mí si mañana me empapelan? ¿O de usted, que lee esto? Posturas como éstas hablan muy a las claras de en qué país estamos y, francamente, resulta muy decepcionante. ¿Qué les pasa a estos ministros, no creen la justicia y salen a presionar? ¿La justicia sin presiones ministeriales es sólo para los tontos del haba? ¿De qué ocultas maneras habrán presionado al juez del caso, si hasta nosotros nos enteramos de sus burdas maniobras?

No, no salimos en su día de la oscura y larga noche para caer en estas tergiversaciones del espíritu de la ley. Yo defiendo la presunción de inocencia de la Infanta, que si está donde está, por algo será, pero quiero que si ha de ser juzgada, lo sea, y un juez me diga si es inocente, y luego acataré la sentencia y me meteré mis opiniones donde me quepan. Aunque siga pensando mis pensamientos, que por algo son míos.

Lo que no me parece ni medio bien es que eluda la justicia por ser hija del rey, ni me apetece sostener un gobierno y un fiscal que se pliegan de manera interesada, viscosa, babeante, a defender una causa particular, cuando su única causa debería ser que prevalezca la justicia PARA TODOS. No sé dónde comenzó la deriva, pero es entendible que los déficits democráticos y el deterioro de valores irrenunciables generen indignación. Tibia, de momento.

Pero tengan cuidado, señores del poder, un día puede reventarles en la cara este globo que vienen hinchando con aires prepotentes.