Verdades sobre los impuestos

IGNACIO ESCOLAR

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Siete puntos importantes sobre esa cacareada bajada de impuestos que, casualmente, llegará en año electoral.

1. Las cuentas públicas tienen un problema de ingresos, no de gastos. España está por debajo de la media europea en gasto público: es el 42,9% del PIB frente al 49,1% de la UE. El déficit no es culpa de las pensiones ni de la educación ni de la sanidad. Las cuentas no cuadran porque falla nuestro modelo fiscal.

2. España es el sexto país que menos recauda de toda Europa: solo un 36,4% del PIB, frente a la media de la eurozona (39,5%) y muy por debajo de los países de nuestro entorno, que están en el 45%. Solo Irlanda --casi un paraíso fiscal-- y países muy lejos de nuestro PIB --Letonia, Lituania, Rumanía y Eslovaquia-- recaudan menos.

3. España ingresa muy poco, a pesar de que cuenta con uno de los IRPF más altos del planeta en sus tramos máximos. Hay que irse a Suecia o a la isla caribeña de Aruba para encontrar un tipo máximo superior al que hoy pagan los catalanes.

4. Que los tramos altos del IRPF sean muy elevados no significa que los ricos paguen más. Al contrario. Las grandes fortunas escapan legalmente del IRPF, gracias a las sociedades patrimoniales y las Sicav. Son los asalariados de clase media quienes soportan el mayor esfuerzo fiscal del país.

5. España también cuenta con un impuesto de sociedades teóricamente alto: el 25% para las pymes y el 30% para las demás empresas. En la práctica solo es alto para las pequeñas empresas, mientras que las grandes se benefician de la miríada de deducciones que cada grupo de presión ha ido colando en el BOE. El tipo efectivo ha subido algo pero sigue siendo bajo: solo el 19,3% de los beneficios de media.

6. Los impuestos sirven para dos cosas: para redistribuir la riqueza y para recaudar. Por eso el sistema fiscal debe ser progresivo en su conjunto, pero eso no significa que cada uno de los impuestos por separado tengan que ser progresivos.

7. A pesar de que el IVA en España está nominalmente en la media, su recaudación sigue aún entre las más bajas de la UE. ¿La razón? Además del fraude, la gran cantidad de productos y servicios que aún se benefician del tipo reducido y del IVA de primera necesidad, que apenas existe en otros países de la UE. La barra de pan con el IVA al 4% la paga el pobre, pero también el banquero; hay otras maneras más eficaces de ayudar a las personas sin recursos que no pasen por regalar impuestos a los demás. Y no hay argumento progresista que permita justificar por qué una comida en el Bulli o una noche en el Ritz pagan solo el 10% en este país que subvenciona a través del IVA el lujo o el coleccionismo de arte, pero la cultura no.