Junqueras no escarmienta
¿ERC es un partido gubernamental? Eterna pregunta, incierta respuesta.
Joan Ferran
Exdiputado en el Parlament de Catalunya (PSC)
Oriol Junqueras lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a insinuar la posibilidad de detener la economía catalana si las cosas no funcionan como él cree que deben funcionar. Creo que se equivoca de lleno. Este chico debe haber olvidado aquella frase omnipresente en las conversaciones con los niños: "Niño, con las cosas de comer no se juega." Y si no la ha olvidado, no la tiene presente en su actividad política cotidiana. Dicen que Junqueras es historiador, conoce el pasado, de acuerdo, es quizá por esta razón que debería ponderarse mucho más las consecuencias de las iniciativas y aventuras políticas mal forjadas. Consecuencias que no sólo afectan y ponen en evidencia sus promotores, sino que, a menudo, repercuten negativamente en la sociedad que los rodea. Sobre la tierra quemada hace muy difícil volver a cultivar.
Llevar las situaciones al límite no garantiza el éxito, al contrario , a menudo rompe puentes y cierra caminos de futuro.
Dicen que la gente más sensata del mundo empresarial le hizo saber su enojo ante la nueva verbalización de la propuesta de detener Catalunya. Me cuentan que ya son muchos los analistas que ponen cara de sorpresa ante las palabras del señor Junqueras. Pero qué le vamos, él es así. Cada uno deviene propietario de sus palabras y opiniones, así como de sus repercusiones.
La advertencia-amenaza del jefe de grupo republicano le debe haber parecido a mucha gente una especie de reencarnación del viejo sindicalismo revolucionario más osado de los años treinta. A otros nos sorprende. No llegamos a entender como ERC --si pretende ser de izquierdas, claro-- ante los recortes, las privatizaciones, el desmantelamiento del Estado del bienestar y los presupuestos de CiU calla y otorga. Para una formación progresista, en estos hechos, hay más motivos para llamar la huelga general que en cualquier otro. ¿O no?
Volvamos a la historia por unos instantes. Poco antes de las elecciones del mes de febrero de 1936 Joan Garcia Oliver, en nombre de la CNT, contactó con el secretario de Lluís Companys, Josep Antoni Trabal para que la acción de ambas formaciones no interfieran negativamente. En aquel momento histórico --Companys entre rejas-- la pregunta del dirigente libertario a los miembros de ERC fue tan clara como lo puede ser en la actualidad. Les dijo: "¿ERC es un partido gubernamental?" Eterna pregunta, incierta respuesta.
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