Opinión

Mariano, ¡déjales votar!

"Lógicamente, no le dirás a la gente que quiere votar que no lo puede hacer. Cuesta contradecir un mensaje tan simple. Por eso, estoy convencido de que, de algún modo u otro, los que quieren votar, lo acabarán haciendo"

SISCU BAIGES

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

 “¡Dejadnos votar!”. Esta es la simple y sencilla reivindicación simple que muchos catalanes en relación con el debate soberanista. El gesto de cerrar los dedos y simular que se introduce una papeleta en una urna se ha esparcido por el país. Se lo hizo la secretaria general de ERCMarta Rovira, al líder de CiudadanosAlbert Rivera, mientras éste intervenía en el debate parlamentario sobre el traspase de la competencia de organizar referéndums a Cataluña. Lo hacen muchas de las personas con las que polemizo sobre este proceso. “Let us vote”, que canta con cierta gracia el dueto de Mali Vanili en un vídeo que circula por Internet. ERC quiere dedicar los próximos meses a pedir simplemente eso: “que nos dejen votar”.

Lógicamente, no le dirás a la gente que quiere votar que no lo puede hacer. Cuesta contradecir un mensaje tan simple. Por eso, estoy convencido de que, de algún modo u otro, los que quieren votar, lo acabarán haciendo. En urnas, por Internet o a mano alzada. Y no basta con que la solución es votar en unas elecciones. Lo que piden es votar qué relación creen los ciudadanos que tiene que tener Cataluña con España, no quienes han de ser los representantes políticos catalanes que discuten esta cuestión con sus interlocutores en España. Pero hay que ir más allá de ese gesto sencillo. Hay que saber qué se vota y para qué sirve la votación. Votar por votar puede ser muy relajante pero es insuficiente.

Durante el franquismo se convocaron dos referéndums, en los años 1947 y 1967, y, evidentemente, no fueron una expresión democrática. Según los datos oficiales, en el primero, que se refería a la Ley de Sucesión del jefe del Estado, votó el 89% del electorado y un 93% eligió la papeleta del SÍ, y en el segundo, que ponía a votación la nueva Ley Orgánica del Estado que regulaba más o menos el conjunto del sistema organizativo franquista, y que era de participación obligatoria, se obtuvo el 95% de los votos. La ecuación 'democracia = votar' no es exacta. Hay matices. 

Por eso, el gobierno español debería facilitar que se hagan consultas en Cataluña y las comunidades que lo deseen, pero habría que explicar bien el contenido y consecuencias de la votación. 

Y, ya puestos, quizás habría que ir pensando, visto el comportamiento que están teniendo últimamente los medios de comunicación públicos, en pedir a un organismo internacional que vele para que entiendan que su función es exponer clara y correctamente las diferentes opciones ante la opinión pública y no tomar partido en este debate.