Qué bello es imaginar el futuro

JOAN SOLÉ

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¿Se acuerdan de esas urbanizaciones que a finales de los ochenta y principios de los noventa incorporaban el termino ‘2000’ como concepto de modernidad? En Sant Pol de Mar, un pueblo de la costa del Maresme, por ejemplo, hay una que incorporó esa tendencia para la construcción de ‘Sant Pol 2000’.

Entonces hablar del 2000 parecía que fuese hablar de otro mundo, de una digitalización y  una modernización que nos resolvería toda clase de problemas. Tanto domésticos como laborales. Un sistema automático nos abriría la puerta mientras la cocina nos prepara la cena y el sofá nos masajea la espalda. El coche, del todo eléctrico para no dañar el ecosistema, sería automático para solo tener que sentarse y esperar a nuestro destino –siempre y cuando no fuera volador y nos replantease un posible uso del aeropuerto de Castellón-.

Precisamente en este contexto de imaginario colectivo de cambio radical de nuestro modo de vida apareció esta portada el año 1988 de la revista 'Los Angeles Times Magazine'. En ella se ve a la futura ciudad de Los Ángeles del abril de 2013, una ciudad de estética moderna, con carreteras bien limpias y con unos coches de un diseño muy similar a los de los ratones de ordenador.

Regreso al futuro

Este planteamiento del futuro, que los periodistas de la revista americana imaginaban, no era fruto de la casualidad, respondía a un ideario establecido que también se pudo ver un año después, el 1989, en la segunda película de la trilogía de 'Regreso al futuro'. El protagonista, Marti McFly, viajaba con Doc y Jennifer al año 2015 donde, en una ciudad de diseño similar, no solo gozaban de coches voladores sino que también de monopatines que flotaban en el aire. En este caso, el director Rober Zemeckis acertó en que se usarían tabletas –en una escena se le pide a McFly que firme en una de ellas para salvar el reloj de la torre-. Acertó también en el uso de las videoconferencias, los videojuegos sin mando que detectan el movimiento y unas gafas que llevan los futuros hijos del protagonista que reciben llamadas y ordenes del usuario, como las Google Glass. Sin embargo, tampoco podemos decir que el uso de todos estos objetos –excepto el de las tabletas- sea universal, ni tampoco nos podemos felicitar por el uso de un vehículo que funciona con materia residual no contaminante.

2014

Ahora que ya estamos en el primer mes del año 2014 me pregunto, ¿imaginaron por encima de sus posibilidades? ‘Demolition Man’ (1993) nos representa un 2032 sin violencia, sin armas y con un sistema de vida tan idílico como lo hicieron en la década de los ochenta y noventa con el nuestro –¿quien se iba a imaginar la que está cayendo?-. ¿Se creen que dentro de dieciocho años no habrá más guerras? Bueno, guerras... No hace falta ir tan lejos, ¿se pueden imaginar un mundo sin armas con el interés económico que las rodea? ¿Con la facilidad de uso de la amenaza?

Una de las características que hace más grande al hombre es su capacidad para imaginar lo que parece imposible, y, aun así, luchar para poder hacerlo realidad de un modo u otro. Es cierto que no vivimos esa época idílica que nos imaginaron, pero bien podemos decir que es muy bello imaginar el futuro y tratar de hacerlo realidad.