La imputación de la infanta o el ruido del árbol cuando cae

La infanta Cristina acude a su trabajo en Barcelona en abril del 2013.

La infanta Cristina acude a su trabajo en Barcelona en abril del 2013. / vls

CRISTINA SALVADOR

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En la dirección de comunicación de la Casa Real se le acumula mucho trabajo y no parece haber iniciado el año con muy buen pie. El exceso de Photoshop en las imágenes de la revista Hola de la entrevista del aniversario del Rey Juan Carlos, la encuesta publicada por el diario El Mundo que muestra una caída de 9 puntos del apoyo público a la monarquía, y el titubeante discurso de la Pascua militar originaron encendidos comentarios en las redes sociales y en todas las tertulias. Pero la guinda del pastel llegó con la segunda imputación de la infanta Cristina el pasado 7 de enero.

Se dice que hay dos tipos de organizaciones, las que ya han vivido una crisis de reputación y las que aún deben vivirla. Pero si tenemos en cuenta que una investigación judicial es ya de por sí un hecho crítico y que la Casa Real es una institución con la reputación ya muy tocada, no se entiende que las alertas y procesos no se hubieran encendido.

Era previsible que en un caso de este calado mediático, los periodistas hicieran guardia en las puertas de los despachos de los abogados de la defensa para conseguir declaraciones. Aún así, la sensación que se dio fue la de falta de estrategia comunicativa, preparación y consenso de mensajes entre los dos abogados que llevan el caso. Hubiera sido recomendable un único portavoz con mensajes claros, concisos y bien definidos que hablara sólo al tener la respuesta definida con las consecuencias calibradas.

Hubiera sido recomendable un único portavoz con mensajes claros, concisos y bien definidos que hablara sólo al tener la respuesta definida con las consecuencias calibradas

Nos ha sorprendido escuchar los abogados hablando del enamoramiento de la princesa en un argumento extemporáneo para eximir responsabilidades , así como las afirmaciones contradictorias a pie de calle que terminan con la confirmación de que sí se recurrirá la imputación; seguidas, dos días después, de un comunicado informando de la decisión --¿final?-- de no recurrir "después de una valoración serena de las circunstancias". Si , tal y como decía el jefe de la Casa Real, Rafael Spottorno, este proceso es un martirio, ¿Cómo puede ser que no haya más serenidad, estrategia y mejor comunicación desde un principio?

¿Cómo puede ser que no haya más serenidad, estrategia y mejor comunicación desde un principio?

El juicio paralelo de la opinión publica y publicada es tan importante para un proceso como el proceso jurídico en sí mismo, sobre todo en términos de reputación. De todos es conocido la importancia de ganar la batalla de la calle y de los medios. En este sentido, el rol de los abogados --que a menudo asumen la función de portavoz público del proceso-- es clave. Incluso con abogados de gran prestigio y dilatada experiencia en el ámbito de la administración pública, vemos que hay más conciencia del hecho comunicativo. Es su responsabilidad evitar las elucubraciones, reducir la incertidumbre y minimizar los riesgos. Sin duda no es una situación sencilla, pero una eficiente planificación y estrategia comunicativa nos ayudará a reducir los efectos negativos o, como mínimo, a no magnificarlos. Se trata de limitar los daños y proteger la reputación.

Ya sabemos que la infanta declarará el 8 de febrero, un éxito de la defensa para no alargar la presión mediática. Desde el anuncio de la fecha ya se especula si entrará en juzgados de Palma por el acceso principal o por la puerta de atrás. ¿Nos podemos preguntar si eso importa? La respuesta es obvia. Las imágenes son poderosas. Vamos más allá... ¿Cuál es la estrategia comunicativa que se seguirá? ¿Se optará por proteger la infanta de los flashes y evitar globalizar la imagen de un miembro de la Casa Real entrando en juzgados o escogerá dar una imagen de "nada que ocultar" o quizás se aventurarán a una comparecencia ante los medios de comunicación? ¿Qué espera el ciudadano? ¿Qué se puede permitir la Casa Real? Sin duda, será un minucioso ejercicio de cálculo con resultado incierto.

¿Se optará por proteger la infanta de los flashes y evitar globalizar la imagen de un miembro de la Casa Real entrando en los juzgados?

Una información negativa no se convierte en positiva para una buena comunicación, pero con una gestión eficiente, transparente, veraz y coherente conseguimos minimizar los daños y --en muchos casos-- incluso mejorar la imagen pública a medio y largo plazo. Hoy la transparencia no es una opción, si tú no lo dices, alguien lo dirá por ti. La reputación es el intangible más preciado que tiene toda marca o institución. Dice un antiguo proverbio que hace más ruido un solo árbol cuando cae que todo un bosque cuando crece. Si la monarquía quiere recuperar la imagen perdida se hace imprescindible un cambio para que no se escuche sólo el árbol. Un cambio que no puede ir nunca contra percepción, que requerirá sacrificios y humildad. Hacerlo bien y hacerlo saber con otro talante.