Paz, piedad y perdón

Josep Maria Quintana

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La Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, compuesta por 17 magistrados, determinó, el pasado 21 de octubre de 2013, que la "doctrina Parot" aplicada con carácter retroactivo vulneraba el artículo 5 del Convenio Europeo de Derechos Humanos. Básicamente dijo que esta doctrina (que refuerza las penas en virtud de las cuales los delincuentes fueron condenados) es inaplicable ya que el artículo 9 de la Constitución prohíbe la retroactividad "de las Disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de Derechos individuales. "En este sentido, el alto tribunal consideró "detención ilegal" la permanencia de la condenada, Inés del Río, en la cárcel.

Pocas horas después de que el Tribunal de Estrasburgo pronunciara la esperada sentencia, el presidente Rajoy -que había jugado con fuego cuando estaba en la oposición criticando, por débil, al PSOE- recibió a las dos presidentas de las asociaciones de víctimas del terrorismo más radicales del país en su despacho de la Moncloa. Con la sangre fría que lo caracteriza, tuvo buenas palabras para las dos, pero les dijo que, sintiéndolo mucho porque él está siempre al lado de las víctimas, debía cumplir la sentencia.

Y pronto vinieron las manifestaciones desgarrándose las vestiduras de los ministro de Justicia y del Interior. Más tarde, los representantes más conspicuos de la derecha de la derecha, como la expresidenta de Madrid, Esperanza Aguirre -"¡El Tribunal de Estrasburgo no es un tribunal ni es nada!"-, de la ínclita Ana Botella, del todo-terreno Javier Arenas, y también de este personaje que habla siempre en un tono repulido, se escucha y no se besa porque no se llega a la cara, que se llama Esteban González Pons. Este último, el pasado sábado, no perdió la ocasión para cargar contra el PSOE cuando se dirigía a la caverna de su electorado, exigiendo que los socialistas demuestren que son solidarios con el dolor de las víctimas porque "cuando la gente a la que queremos recibe un mazazo lo normal es ir y abrazarla".

Del brazo de Arenas y Floriano, González Pons afirmó que la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos -TEDH-, contraria a la doctrina Parot, "ha Sido una humillación para las víctimas" y añadió que con esa manifestación esperaba que "toda Europa vea lo que en España le ha dolido" la decisión de Estrasburgo. Curiosamente, después de tanta declaración, los reunidos allí lo abuchearon y criticaron la debilidad de los populares con carteles de "PP traidor" o "Rajoy traidor" porque la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) cree que "no han estado a la altura". Jugar con fuego cuando se está en la oposición para fustigar al adversario tiene esto y ahora Rajoy debe beber su propia medicina.

No seré yo quien se ponga al lado de los asesinos, pero el fin del terrorismo (fuerza encaminada, por cierto, aunque no resuelta del todo) no se podrá hacer nunca a partir del odio y la venganza. "¡Que se pudran en la cárcel!" "¡Pena perpetua para los terroristas!" Son las frases que más hemos escuchado últimamente a la derecha de la derecha española y también a la manifestación del domingo. Y estas son frases que el dolor puede explicar pero no justificar.

Es posible que la AVT busque justicia y no venganza, como aseguran sus dirigentes, pero las frases pronunciadas por la periodista Isabel San Sebastián exigiendo una "justicia con vencedoras y vencidos" y afirmando que uno de los magistrados del TEDH, el español Luis López Guerra, ha actuado en connivencia en la resolución de este organismo y la posición del anterior ejecutivo (así, de paso, se ha cargado el PSOE), no parecen clamores a la justicia, sino exigencias de venganza por el inmenso dolor que, a lo largo de todos estos años, los criminales etarras les han infligido.

Sin duda que debemos respetar el dolor y la rabia de las víctimas. No hay nada más humano y comprensible que rebotar ante un dolor que se ha recibido tan injustamente. Pero aunque a veces no sea fácil de entender, lo que sí deberíamos tener claro es que el Estado no puede permitir que las víctimas de cualquier delito -tampoco las del terrorismo, por injusto y doloroso que sea éste- fijen las bases jurídicas y de convivencia entre los ciudadanos. Las víctimas tienen derecho a ser atendidas, escuchadas, consoladas y ayudadas en todo lo necesario. Hasta les puede no tener en cuenta los excesos que hagan en un momento determinado, a raíz de unas decisiones jurídicas que, como esta del TEDH, no comprenden, pero no tienen que marcar el paso de la política. Simplemente, porque no tienen la razón. Más aún, no se puede legislar desde el dolor y la rabia, porque siempre se legislará mal.

ETA mató 829 personas e hirió a muchas más. Y es cierto que, si bien ha dejado de matar, nunca ha pedido perdón. Pero ni la falta de solicitud de perdón por parte de los verdugos o de sus compañeros de viaje puede marcar la política de un país, ni tampoco puede marcarla el dolor o la rabia de las víctimas. Y los Gobiernos (como los líderes que aspiran a gobernar) nunca deben sentirse constreñidos por la arrogancia de unos o por la justificada rabia de los demás si quieren construir un país presidido por la justicia y el derecho. Olvidar que el propósito del sistema penitenciario es la reinserción social del condenado pero nunca una venganza por el crimen cometido es olvidar el elemento básico del sistema penal. Y al olvidarlo, el legislador o el gobernante comete un error irreparable.

Sé que es difícil que me puedan entender las víctimas, pero sí me tendrían que entender los periodistas que, informando y opinando, deben favorecer la convivencia; como también los políticos que tienen el deber de gobernar con justicia y sensatez. A unos y a otros les recomendaría que tuvieran presente las palabras de Manuel Azaña cuando -inútilmente es cierto- evocaba el 18 de julio de 1938 todos los muertos de la guerra y, con la mano en el pecho, exhortaba a los españoles diciendo: "Escuchen su lección ... ya no sienten odio, ya no tienen rencor, y nos envían con destellos de luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: paz, piedad, perdón".