Geometría variable

Cuánto oxígeno ha logrado Artur Mas

JOAN TAPIA

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Artur Mas movió bien el tablero el pasado jueves porque, como dice José Antonio Zarzalejos, «convenció a ERC, neutralizó a Duran y descolocó a Rajoy». Buen resumen. Con el acuerdo, Mas logró varias bombonas de oxígeno. Una, seguir gobernando al tener pactados los presupuestos del 2014. Segunda, abrir la posibilidad de prórroga, por lo que puede agotar la legislatura (hasta el 2016). Tercera, que como es casi imposible que Mariano Rajoy acepte la consulta antes de las elecciones generales, previstas para el 2015, el debate catalán no se centrará tanto en la independencia (asunto pantanoso, ya que solo el 40% la quiere, según la encuesta publicada este fin de semana en EL PERIÓDICO) como en la consulta, que apoya el 74%. Cuatro, que la negativa a la consulta unida a las habituales salidas de tono madrileñas -la última, la de ayer de José María Aznar- subirán la tensión con España, lo que puede incrementar el independentismo. Ventaja para Mas, ya que, según el mismo sondeo, hoy solo el 64,7% de los electores de CiU avalan la independencia.

El líder de CiU (Josep Antoni Duran Lleida le sigue porque su apuesta es llegar al 2016 sin accidente grave) ha superado, pues, el grave peligro originado por la gran cacofonía sobre la pregunta que casi le lleva a un ridículo descomunal. Al final, los partidos soberanistas han aceptado su arbitraje y en este contexto

-si Oriol Junqueras, que es realista, y la ANC (menos) admiten que la consulta ilegal en el 2014 es imposible- Mas lanzará operaciones de calado que favorezcan su liderazgo en el choque con Madrid. Ejemplos, la lista única nacionalista (básicamente con ERC) para las elecciones europeas del 2014, o -más factible si se salva el escollo de noviembre del 2014- la lista única con ERC para que las elecciones españolas de finales del 2015 sean el ensayo general de unas plebiscitarias al Parlament. El president intentaría así corregir la tendencia que desde los comicios mesiánicos del 2012 señalan todas las encuestas: el incremento de la tensión con España favorece más a ERC que a CiU. En la estética rupturista, el descamisado pero cauteloso Junqueras tiene más gancho que el trajeado exalumno de Aula asociado a la praxis del peix al cove. Además, el PSC puede volver a la epilepsia que Pere Navarro cauterizó con su victoria en el consejo nacional (más del 80%) mientras el PPC y Ciutadans tendrán que hacer de loros de un Gobierno de España con muy baja valoración (peor en Catalunya).

Una unidad frágil

Pero Mas acumula más aplausos que bombonas de oxígeno. A corto plazo no está claro que se vuelva a entender con Junqueras sobre la no-consulta (nadie cree que pueda celebrarse en el 2014). ¿Aplazarla? ¿hacerla ilegalmente? Además, la unidad es frágil, ya que el desacuerdo sobre la pregunta solo se ha superado planteando dos distintas que abren dos vías muy diferentes (la federalista y la separatista) con el punto común rupturista -eso sí- del nosaltres decidim como reacción a la sentencia del Estatut. Y las preguntas no serían admitidas en Canadá (por tramposas) como ha señalado Stéphane Dion. La mejor prueba es que no hay acuerdo sobre cómo deberán de contabilizarse los resultados. El ecosocialista Joan Herrera afirma que no se puede eliminar del cómputo global a los votantes que hayan dicho no a la primera pregunta (el Estado propio) y la secretaria general de ERC, Marta Rovira, dice lo contrario. Y el fondo del problema sigue.

Irse de España sin pacto es un imposible físico. Y ser un Estado europeo sin acuerdo del eje Berlín-París-Madrid es un imposible geopolítico. Catalunya (y España) se encaminan, pues, hacia un irracional choque de trenes. El editorial de un diario anglosajón, el Financial Times tocaba ayer más de peus a terra que los gobiernos de Barcelona y Madrid.