La rueda

¡Bienvenido Mr. Mittal!

NACHO CORREDOR

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Villar del Río, años 50. El Plan Marshall llega a una Europa en ruinas y una delegación de turistas americanos está a punto de pasar por algunos pueblos de España. ¿La promesa? «Hay que recibir mejor que nadie a estos formidables amigos. Os doy mi palabra de honor de que se van a pasar mucho tiempo gastándose todo el dinero que traigan». Barcelona, 2013. Europa está inmersa en una profunda crisis económica y unos millonarios indios vienen de bodorrio a la ciudad. «El hermano del señor Mittal quiere casar a su hija y lo hará en Barcelona. Nos conviene porque se va a gastar mucho dinero aquí», anunció también el invitado a la boda y alcalde Xavier Trias.

Si la primera situación corresponde a la ficción y al ingenio de Luis García Berlanga, la segunda lejos de ser una película ha sido una triste realidad el fin de semana pasado. Calles cortadas, el MNAC cerrado o la fuente de Montjuïc retrasando su espectáculo, al servicio de un controvertido empresario del acero que celebra por todo lo alto la boda de su sobrina. Unos 65 millones de euros que lejos de tener impacto en el bolsillo del ciudadano medio han beneficiado a hoteles de lujo, grandes tiendas del centro de la ciudad, cocineros con problemas en Hacienda y, desde luego, muy poco a la reputación de Barcelona.

Porque si primero fue Adelson el que mostró las miserias por las que algunos están dispuestos a pasar a cambio de un poco de dinero, el espectáculo de este fin de semana nos ha recordado que el provincianismo al que maravilla lo extranjero y está dispuesto a todo sigue en la mismísima Barcelona. «Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación», advirtió don Pablo, el alcalde de Villar, mucho antes de que su pueblo viera que de nada serviría mobilizarse porque los turistas pasarían de largo. Una explicación que en este caso dudo que acabe llegando.