tribuna

Primarias abiertas: una oportunidad

LAIA BONET

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Estoy segura de que el proceso de primarias abiertas que el PSC de Barcelona está promoviendo en su interior y entre la ciudadanía será un éxito. ¿Qué entiendo por éxito y por qué creo que así será? Aquí comparto algunas claves.

1. Las primarias interesan. Estoy convencida de que la demanda de nuestra sociedad en asumir más protagonismo en la vida pública y política es sólida. Queremos decidir en muchos ámbitos de la vida, volver a protagonizar nuestra soberanía democrática. Hay ganas de más política, pero sobre todo, ganas de decidir y de participar. Las primarias abiertas de los socialistas de Barcelona se enmarcan en esta poderosa corriente de fondo. Queremos más democracia, no menos. La queremos mejor, y queremos ser parte de la solución, no electores pasivos, conformados o resignados. En Catalunya y en Barcelona.

2. Los partidos deben renovarse. La decisión de que este proceso de primarias sea abierto a la ciudadanía, con la simple aceptación de unos principios genéricos (tal y como contempla el borrador de reglamento que estas semanas estamos discutiendo) es un paso de apertura y transparencia extraordinarias. Espero que pronto exista una legislación que haga de las primarias la normalidad y no la excepcionalidad, o la discrecionalidad de un partido u otro.

Los socialistas hemos decidido que para renovar el liderazgo, el discurso y la propuesta no podemos solo contar con nuestras exhaustas fuerzas internas. Más que nunca cedemos nuestra autonomía interna por un ejercicio de corresponsabilidad política compartida. Es un gran desafío. Y confío plenamente en nuestros militantes, simpatizantes y electores que puedan ver en este proceso un  instrumento útil para iniciar la renovación urgente y profunda que necesitamos.

3. Las primarias, un escalón. En los últimos meses me he implicado a fondo en la defensa de todas las iniciativas de regeneración democrática que mi partido, y otras instituciones, han impulsado. Creo que, para las socialistas, las primarias son un servicio público a la política democrática y una oportunidad política. Creo que en Barcelona hay un itinerario posible para construir una alternativa progresista, que he definido en cinco etapas: Escuchar (a la ciudadanía, dentro y fuera de mi partido), liderar (las primarias), proponer (una alternativa de gobierno y de gestión), sumar (una alianza de cambio renovadora) y, finalmente, gobernar (con una nueva mayoría social en la ciudad, y política en el consistorio). Hay un plan posible para la ciudadanía progresista, si seguimos una estrategia adecuada, sostenida y con determinación. Las primarias son una parte central de este nuevo horizonte.

4. Barcelona, a debate. Las primarias pueden -y deben- contribuir a poner las aspiraciones y los problemas de la ciudad y sus posibles soluciones en el centro de este proceso. Creo que Barcelona debe liderar el debate global sobre los nuevos modelos de gestión de las ciudades del futuro. Barcelona si deja de innovar perderá todos los liderazgos a los que puede y debe aspirar. Necesitamos una ciudad del conocimiento, una economía de la innovación y la cooperación orientada al emprendimiento, y una apuesta por los servicios públicos de nuevo cuño. Hay que pasar de la mera descentralización a la cogestión de algunos servicios de proximidad. Las primarias centrarán los debates urgentes: desde las insoportables desigualdades a los déficits de planificación. Nos ayudarán a pensar en la ciudad. Son una gran oportunidad.

5. Compromiso por Barcelona. El debate sobre las primarias acaba, casi inevitablemente, en la cuestión de los liderazgos y las personas. Pero todavía no sabemos cuáles serán finalmente las reglas del juego, y si el centro de gravedad de este proceso estará en el voto de los ciudadanos o en los pactos entre las candidaturas. Hay que esperar a ver cómo se resuelven algunas incógnitas y ver, también, el grado de consistencia de algunas simpatías y apoyos.

Soy muy partidaria de que la naturaleza abierta de las primarias obligue a privilegiar el debate y el voto, antes que el pacto y las alianzas previas. Necesitamos animar el proceso. Y no lo haremos si las candidaturas que se presentan reflejan, simplemente, equilibrios partidarios internos. Los socialistas deberemos ofrecer esperanzas de futuro, y no conformarnos pasivamente a presentar candidaturas posibilistas. Se trata del futuro. No de un pasado melancólico, ni de un presente resignado. Necesitamos energía e ilusión. Los electores no nos perdonarán la especulación o el cálculo. Por Barcelona, hay que arriesgarse.

Vienen semanas apasionantes para los que amamos la política y el debate. Estoy convencida que Barcelona necesita una alternativa progresista que reconecte la política con la ciudadanía. Voy a seguir trabajando para que hagamos de las primarias una oportunidad real, profunda y que la ciudadanía tenga la primera y la última palabra. Hay ganas. Hay ilusiones. Hay esperanzas. Hagamos posible el compromiso por Barcelona. La ciudad y sus ciudadanos se lo merecen. No defraudaremos.