Al contrataque
El misterio de la luz
Julia Otero
Periodista
Dirige y presenta el magazine de tarde en Onda Cero, 'Julia en la onda'. Licenciada en Filología hispánica por la Universidad de Barcelona, ha trabajado tanto en radio como en televisión y forma parte del Colegio de Periodistas de Catalunya desde hace 25 años.
JULIA OTERO
Las grandes compañías eléctricas ingresan menos de lo que les cuesta producir la electricidad que consumimos. O sea, pierden dinero. Usted y yo somos libres de creerlo, pero eso es indiferente, lo que importa es que todos los gobiernos desde hace 15 años dan por confirmado ese déficit crónico que suma ya 30.000 millones de euros. Por solo un poco más, Bruselas tuvo que rescatar nuestra banca con aquel «préstamo muy ventajoso» de 40.000 millones que devolveremos los contribuyentes, claro.
Así pues, cuando oigamos hablar de déficit tarifario no nos distraigamos pensando ingenuamente que ese es un asunto de compañías energéticas. Ya es hora de que alguien nos cuente la verdad de la luz: estamos ante otra grave burbuja que puede estallarnos, como la del ladrillo, en las narices y en el peor momento.
¿Cómo es posible que debamos 30.000 millones a las eléctricas? La cosa empezó con Rato, ese caballero al que acabaremos nombrando solo si tomamos la precaución de llevar una cabeza de ajos en el bolsillo. Rato inicia en el 97 la liberalización del sector eléctrico, pero lo hace a medias porque interviene en las tarifas: siempre queda bien para un Gobierno bajar el recibo de la luz. Pan electoral para entonces y hambre para hoy. Durante años pagamos la luz más barata de Europa, menos de lo que costaba producirla, pero, eso sí, el déficit tenía el aval del Estado. Como siempre, los políticos despejaron la deuda del área, patada hacia adelante. Ahora, pasados 15 años, nos ha caído la pelota encima. No contento con eso, en su último Consejo de Ministros del 2004, ya perdidas las elecciones del 11 de marzo, Rato aprueba un decreto, único en el mundo, con el que fija primas y subvenciones astronómicas a las energías alternativas sin plantearse una revisión de los costes a medida que la tecnología y la I+D fueran abaratando la factura. Huelga decir, en un país de corruptos y ladrones, la de placas solares y aerogeneradores que se colocaron para dar pelotazos de tres pares.
De golpe y sin anestesia
El Gobierno de Zapatero, con Montilla, primero, y Clos, después, en Industria, no solo no puso remedio a eso sino que lo empeoró. Los tiempos de bonanza no se aprovecharon para disminuir la deuda, de modo que ahora, en mitad de la crisis, es cuando nos encontramos de golpe y sin anestesia pagando la electricidad más cara de Europa. ¡Y ya verán cuando llegue enero! Si en el 2008 su precio era en España el 3,4% más barato que en Europa, hoy es un 18% más caro. Hemos perdido más de 20 puntos de competitividad en el momento más delicado.
El último ministro del ramo, Soria, está superando en talento a sus antecesores. En cuestión de 30 días le bailaron 2.000 millones en el déficit eléctrico previsto para este año. Es lo que pasa cuando el dinero no es de uno y no se sabe nada sobre lo que se toman decisiones.
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