Emprender creando una oenegé

Albert Puell, Borja Juez, Xabi Juez y Xavier Fernández son los fundadores de The South Face

Emprender creando una ONG

Emprender creando una ONG / periodico

Anna Pacheco y Andrea Gómez

Anna Pacheco y Andrea Gómez

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Un consejo (sobre)saliente: cuando acabes el colegio, viaja. Antes de ir a la universidad, viaja. Después, viaja. Viaja siempre.

Lo de BorjaXaviAlbert y Xabi con 'B' es algo que se explica con más imágenes que palabras. Y sinó, vean ustedes mismos. Conocerlos a ellos, de cerca, significa conocer a cuatro chicos barceloneses en apariencia normales. Y digo en apariencia, porque mientras charlas con ellos te das cuenta que hay algo que los mueve y que vale la pena conocer. Si les preguntas por su plato favorito te dicen rissotto. ¿Algo sin lo que no podrían vivir? La música. “Bueno, Internet”, recapacitan. Y si les preguntas por un ídolo, Borja Juez, 29 años, el presidente de The South Face, contesta sin ninguna duda Nelson Mandela. Y entonces, todos se miran y asienten a la vez como símbolo inequívoco de un acuerdo casi soberano. Como en muchas cosas, en eso coinciden. Y es que en realidad, Nelson Mandela y estos cuatro jóvenes tienen más en común de lo que podríamos imaginar. 

Los viajes

Estas cuatro cabezas emprendedoras de alma solidaria no superan los 30, pero ya han empezado el proyecto de sus vidas. Y es un proyecto por y para la vida. La 'non-profit organisation' The South Face almacena en una recámara no-demasiado-escondida algunos proyectos y kilos de ambiciones. Y son unos proyectos que cada día se acercan más a la realidad. La motivación la llevan de serie. Y la inspiración 'in crescendo'. ¿La culpa? Los viajes. Aunque en realidad, más que culpa es un 'gracias a'. “Viajando por diferentes países del continente, nos dimos cuenta de que algo estaba fallando. Los del norte se aprovechan de los del sur. Y los del Sur trabajan para los del norte. Entonces, a ellos ¿qué les queda?”. A los hermanos Juez, Borja y Xabi, viajar les ha servido para encontrarse con ellos mismos, pero también y sobre todo, para conectar con ese otro mundo. “Nosotros somos unos privilegiados, pero hay otra realidad”, dice Xabi. Hasta que no te acercas y lo ves no te das cuenta de la magnitud de los problemas de toda esa otra realidad olvidada, que es África, de la necesidad de actuar, de sentirse llamados a hacer algo.

Y es desde allí, desde las entrañas de África, donde nace The South Face. Una oenegé construida de cero por cuatro universitarios, con sede en Barcelona. Antes las ideas se cocían cada jueves por la tarde en la pecera de ESADE (facultad de ADE Derecho de la universidad Ramon Llull). Era su punto de encuentro, una mesa cualquiera entre universitarios haciendo trabajos. Ahora han crecido, o han madurado, que suena aún mejor. Ahora ya son 10 en el equipo, y han llegado incluso a aprender a dividirse las áreas, algo necesario cuando se juntan 10 mentes jóvenes a hacer 'brainstorming' de ideas. Además tienen oficina, o lo que es lo mismo, una mesa, sillas, luz e internet en un espacio de<strong> co-working</strong> donde arquitectos y diseñadores se interesan por el progreso de las becas y de la oenegé. Son conscientes de que The South Face es un proyecto a largo plazo, por eso van siempre -dicen- “con el freno de mano”. La motivación es importante, pero hacer las cosas bien y  con dedicación es básico en una iniciativa de estas dimensiones.

El tema central, la educación

Durante la entrevista, nos presentan sus planes. Bajo el lema 'Social Transformation Through Education' quieren acercar la educación a quienes no tienen recursos. Por eso, el primero de sus proyectos, <strong>Scholarship Program</strong>, pretende becar el acceso a la universidad a estudiantes comprometidos de familias humildes. Para ello, van a tener un vínculo muy estrecho con la universidad africana que esté adherida al proyecto, ya que les interesa, sobre todo, tener constancia de la evolución del estudiante y que vaya aprobando todo. De momento, ya son nueve las chicas becadas -que parece poco, quizás-, pero son los gajes de emprender fabricando una oenegé. Esto lleva tiempo: rascar socios, preparar eventos (como las rosas solidarias en Sant Jordi) y en definitiva difundir el mensaje de unos chicos que un día decidieron que tenían que ayudar. Ellos no se cansan de explicar que por <strong>1 euro</strong> a la semana puedes ser parte de The South Face, que ser socio solo vale cuatro euros (menos que un paquete de tabaco) y que por cada 14 socios se habilita 1 nueva beca para que una nueva estudiante en Kenya pueda ir a la universidad. Una beca les cuesta 700 euros al año.

Universalizar la educación, formar a las nuevas generaciones que crecen en África. El objetivo no es nada fácil, pero The South Face está alimentando de manera realista todos estos proyectos. Nosotras, al igual que ellos, también nos los creemos. Se reivindican y se niegan a creer que los jóvenes “estén en crisis”. No se consideran la excepción. Son de esos perfeccionistas, adoran cumplir los timings y “fer la feina ben feta”. Como cualquier proyecto de jóvenes emprendedores el primer obstáculo es económico, aunque por ahora lo poco que se han gastado ha sido para crear una nueva página web, recién salida del horno. El hecho de ser jóvenes les perjudica y beneficia casi por igual. La gente, al principio, se muestra más escéptica, pero “cuando les explicas el proyecto -con una emoción que atrapa- acaban encantados”. Y eso es lo que quieren transmitir cada verano con el programa The South Face Experience, para que los socios pisen suelo africano, vean de cerca lo que se está haciendo y conozcan a las estudiantes becadas. Así de increíble fue el pasado voluntariado.

Conocer África

Esto es el principio de algo grande. Una oenegé no se crea desde un despacho, ni siquiera desde una Universidad. Para crear una oenegé es importante el rodaje de estos chicos y las experiencias que han coleccionado a través de sus <strong>viajes</strong>: "no como simples cooperantes que van a repintar casas durante un verano y a hacerse fotos bonitas con niños y leones", puntualizan. Y no les falta ironía. Ellos no. La realidad de África se conoce en un tren 48 horas desde Zambia a Tanzania o conviviendo con sus gentes, recorriéndola de punta a punta, de este a oeste. La verdadera África se conoce en lo alto de un autobús atravesando el continente en viajes de más de 20 y 30 horas. Desde Tanzania a Sierra Leone, pasando por Guinea Bissau o Liberia. Y así hasta 10 países. Conocer África es eso. En contra de lo que muchos creen, ellos defienden el papel de las oenegés: “Hay quienes dicen que no sirven para nada. Pero yo creo que si no existieran muchas de estas oenegés, podríamos estar viviendo la tercera guerra mundial”, defiende Borja.

“¿Y por qué África?”, preguntamos. Sonríen. “No habéis estado nunca, ¿verdad?”