Catalunya ante su futuro

El emperador iba desnudo

Muchos ciudadanos ya no se conforman con los trucos que disimulan la vaciedad del 'stablischment'

El emperador iba desnudo_MEDIA_2

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ERNEST BENACH

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Hans Christian Andersen escribió muchos cuentos. En uno de ellos, El traje nuevo del emperador, contaba la historia de un alto mandatario, más presumido que nadie, que coleccionaba trajes y más trajes, y cada vez quería más, y más bonitos, y más caros, y más vistosos... Hasta que llegaron dos avispados que le hicieron creer que disponían de una tela, la más bonita que jamás se hubiera tejido, y que tenía la propiedad de hacerse invisible a los ojos de las personas tontas o malas. Todos, por miedo a ser tachados de malos o tontos, cantaban las mil virtudes del vestido.

El emperador, con su nuevo traje, o sea bien desnudo, se presentó ante las personas más importantes del imperio. Y todo el mundo le decía que era muy elegante y con un gusto exquisito... Hasta que una niña pequeña dijo, si no lleva nada encima, y otro niño muy pequeño dijo, pero si va desnudo... Y entonces todo el mundo lo vio claro, incluso el mismo emperador, que estaba desnudo y que había hecho el ridículo más espantoso que se podía imaginar. La inocencia de los niños no era compatible con ser malos o tontos. Y todo el mundo abrió los ojos.

De ahí el dicho, «el rey va desnudo», que se aplica a quien, teniendo un poder máximo, es visto en un momento determinado con una limitación que hace dudar de su autoridad.

Y el cuento me viene a la mente cuando pienso en la situación que vive Catalunya y la reacción de determinadas personalidades del país, de los ámbitos más diversos y que van desde políticos a empresarios pasando por periodistas y clérigos de los más altos niveles, es decir lo que se conoce como el establishment y que insisten en cuestiones tan inverosímiles y utópicas como una supuesta tercera vía para resolver los problemas de aquí con la complicidad de los de allí. Pero es que los que mandan allí nunca han querido resolver ninguno de los problemas de los de aquí. Es más, donde se encuentran bien los que mandan allí, es precisamente poniendo pegas a los de aquí, cultivando los problemas de los de aquí. Pero el establishment vive en esa nube de ilusión y da por seguro que esto se arreglará con un poco más de financiación, y quizá alguna concesión cultural y lingüística para terminar de dar forma a la oferta que el pueblo catalán, temeroso como es, aceptará. Y entonces respirará aliviado.

Y mira por donde que esto ya no va por ahí. Porque han salido muchos niños y niñas que han dicho y explicado que el emperador va desnudo. Que los parámetros que hacen funcionar esta sociedad son otros, y que gente que toda la vida había pensado y envidiado los vestidos del emperador, ahora ya no se lo cree, y se da cuenta de que va desnudo, y que además es feo, y ridículo.

Cuando en Catalunya salen dos millones de personas a la calle para decir basta y lo hacen sin incidentes, de manera transversal, ya no se puede hacer broma de determinadas cosas. Aquí hay un movimiento que mueve los cimientos y las estructuras de este establishment y que no se conforma con soluciones provisionales o torpes inventos.

La tercera vía murió hace mucho tiempo. El día que el president Maragall impulsó el Estatut aprobado por el Parlament en el 2005 con la complicidad de ERC, IC, PSC y CiU, el día que Manuela de Madre, Josep Lluís Carod-Rovira y Artur Mas defender el Estatut en las Cortes, incluso el día que el president Mas fue a la Moncloa a pactar el Estatut con José Luis Rodríguez Zapatero, eso de la tercera vía podía haber resultado creíble, y quizá una opción a considerar. Sin embargo, el cepillo de Alfonso Guerra, la campaña furibunda del PP y el posterior  recurso de inconstitucionalidad, y finalmente la sentencia del Tribunal Constitucional enterraron definitivamente el Estatut. Y también la tercera vía, mal que les pese. Cuando Rubalcaba en la última conferencia del PSOE proclama su federalismo y da una mínima, muy, muy mínima esperanza a los de la tercera vía, lo hace con la convicción absoluta de que los catalanes nunca podremos votar para decidir nuestro futuro.

Porque claro, que alguien me explique, si puede, cómo se pacta una consulta con el Estado si tres de los cuatro principales partidos que gobiernan o aspiran a gobernar España ya han dicho que nunca se considerará esta opción. ¡Nunca! Está claro que esto ya te cierra todas las puertas, y por tanto aquellos que defienden que solo se puede hacer la consulta a partir de la supuesta legalidad existente, aceptan que como no habrá permiso, no habrá consulta. Y aquí se constata que la tercera vía hace tiempo que es un cadáver.

Claro que, a diferencia de otras ocasiones, ha habido muchos niños de alma limpia y que han dicho que el emperador iba desnudo. Y tal vez es hora de que el emperador se dé cuenta de que está desnudo, porque si no se podría resfriarse. Expresidente del Parlament.