CARNET DE OTOÑO

Una ópera de hoy y de mañana

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ROSA MASSAGUÉ

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 Hace pocos día un diario preguntaba si mañana sonaría la música de hoy dadas las dificultades que hay para ofrecer obras contemporáneas en tiempos de crisis. Si se trata de música como la ópera 'Written on skin', del británico George Benjamin (1960), aseguraría sin riesgo a equivocarme que sí.

Estrenada en julio del 2012 en el Festival de Aix en Provence (es un encargo del certamen), desde entonces esta obra se ha representado siempre con gran éxito en Londres, Amsterdam, Toulouse, Munich, Viena y hace pocos días llegó a París, a la Opéra Comique, dentro del Festival de Otoño de aquella ciudad.

'Written on skin' (Escrito sobre piel) es una de estas óperas en las que compositor y libretista --aunque Martin Crimp no se considere tal-- han trabajado en una perfecta simbiosis. El resultado es un obra compacta donde música y palabra se funden plenamente. La puesta en escena de Katia Mitchell es el tercer elemento que contribuye al éxito de esta propuesta.

La obra de Benjamin narra la leyenda que envolvió la vida del trovador catalán de finales del siglo XII Guilhem de Cabestanh o Guillem de Cabestany, leyenda que por otra parte aparece en culturas y momentos históricos distintos.

La narración quiere que el cantor se enamore de la mujer de un rico y malvado noble. Cuando éste detecta lo que está ocurriendo a partir de las composiciones del juglar que no puede esconder lo que siente por la mujer, ordena asesinarlo y arrancarle el corazón. En un acto de extrema perfidia lo hace guisar y se lo da a comer a la amante.

Con una base medieval, Benjamin y Crisp hacen un alegato que, más que contemporáneo, es universal contra la tiranía en general y contra la dominación del hombre sobre la mujer en particular. Exponen el maltrato y abogan por la autonomía de la mujer aunque su final sea el mismo que el de otra rebelde célebre, Anna Karenina.

Los autores han construido la historia en dos tiempos, el actual y el medieval cuando transcurre la acción. Unos ángeles contemporáneos son los encargados de hacer revivir la leyenda ochos siglos atrás. Para ello, la escenografía de Vicki Mortimer es de una claridad meridiana con el escenario dividido vertical y horizontalmente.

A la izquierda, un decorado moderno de lo que parece un archivo donde quizá se trabaja en el pergamino --la piel del título-- que recoge la leyenda. A la derecha, unas estancias antiguas donde se desarrolla el drama.

Cinco cantantes interpretan a los ocho personajes de la ópera y Benjamin da nombre a las dos mujeres, a Agnès, la protagonista, y a su hermana Marie. Los protagonistas masculinos tienen nombre genérico. Son El Protector y El Muchacho.

En esta lectura de la leyenda medieval, El Protector encarga un libro iluminado al Muchacho en el que éste debe reflejar su riqueza y presunta bondad. Agnès es la joven esposa sometida al marido que la considera su propiedad. Con la aparición del iluminador, la mujer descubre un mundo que nunca ha conocido con el marido.

En realidad, se descubre a sí misma y de sumisa pasa a controlar la situación y lo hace hasta el final, cuando tras saber que está comiendo el corazón de su amante dice que nada de lo que coma o beba borrará jamas el gusto del corazón del muchacho para a continuación alterar los planes del protector en un último gesto de rebelión. Se anticipa a la muerte a manos del marido suicidándose saltando desde un balcón.

Para contar esta historia Benjamin escribe una música en la que hay reminiscencias del que fue su maestro en el Conservatorio de  Paris, Olivier Messiaen, pero también hay momentos en que aparece la musicalidad de Debussy mas allá del parecido argumental de su 'Pelléas et Melisande'.

Compuesta para una orquesta de 60 músicos, incorpora instrumentos como dos mandolinas, una armónica de cristal y una viola da gamba que dan una sonoridad muy original. Pocas veces todos los insturmentos suenan a la vez. La música fluye pero lo hace creando una gran tensión que va lentamente anticipando el dramático desenlace con una línea vocal que refleja siempre las intenciones de los personajes.

Cuando Benjamin compuso 'Written on skin' tenía in mente a dos cantantes, al barítono Christopher Purves para el papel de El Protector, y a Barbara Hannigan para el de Agnès. Con ambos trabajó la partitura y ambos se encargaron del estreno mundial en Aix. Ahora han sido también los protagonistas de las representaciones parisinas donde han demostrado un dominio absoluto de sus papeles tanto desde el punto de vista vocal como de la expresión dramática.

El contratenor Iestyn Davies daba vida a El Muchacho y a Ángel 1, y lo hizo con una bella voz  y gran sensibilidad. Completaban el reparto la mesosoprano Victoria Simmonds (Ángel 2 y Marie) y el tenor Allan Clayton (Ángel 3 y John).

La orquesta era la Filarmónica de Radio France dirigida por el propio Benjamin. Asistir a la representación de una ópera de la calidad de 'Written on skin' dirigida por el propio compositor es un premio extraordinario. El día 19, el público apretujado en la Sala Favart de la Opéra Comique, recompensó el trabajo de todos y en especial el del compositor-director con unos largos y muy calurosos aplausos.

Hasta ahora, todas las representaciones de 'Written on skin' se han hecho con la producción de Mitchell, pero en Alemania ya hay la iniciativa de hacer otra puesta en escena, lo que augura un buen futuro para esta obra en los escenarios.

Esta es la segunda ópera de Benjamin. La primera, 'Into the Little Hill', es una ópera de cámara que el compositor definió como cuento lírico también con texto de Crisp. Hace exactamente tres años, a principios de diciembre del 2010 la obra se representó en el Foyer del Teatro del Liceu (eran otros tiempos). Llegaba a Barcelona avalada por el éxito ininterrumpido conseguido desde su estreno en la Opéra Bastille de Paris en el 2006.

La música de Benjamin llegó a España en los años 90 de la mano del actual director musical del Liceu, el maestro Josep Pons y la desaparecida Orquestra de Cambra del Teatre Lliure. También eran otros tiempos. 

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