El cinismo de Rajoy y otros ejemplos más de desvergüenza

"Sin necesidad de informe alguno, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, dejó muy claro que las cuchillas colocadas en Melilla formaban parte de "unas medidas de disuasión pasiva, no son agresivas y se están utilizando en todo el mundo""

Mariano Rajoy, este miércoles, en el Congreso.

Mariano Rajoy, este miércoles, en el Congreso. / periodico

ÁNGEL SÁNCHEZ DE LA FUENTE

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Si la Real Academia Española define el vocablo cinismo como “la desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables”, parece evidente que muchos de nuestros políticos son bastante cínicos. Entre otros, destaca el actual presidente del GobiernoMariano Rajoy, quien sin ir más lejos acaba de mostrarse así al abordar el espinoso asunto de las cuchillas en la valla de Melilla (la denominada concertina, palabra que dicho sea de paso no figura en el diccionario, como no sea en la acepción de un tipo de acordeón, lo que obviamente no es el caso). Rajoy dijo en Radio Nacional de España: “No sé exactamente si [la concertina dichosa] puede producir daños a las personas. Tendremos que verlo. He pedido un informe”.

“Medidas de disuasión no agresivas”

Sin necesidad de informe alguno, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, dejó muy claro que las cuchillas colocadas en Melilla formaban parte de “unas medidas de disuasión pasiva, no son agresivas y se están utilizando en todo el mundo”. No profundizó en qué entendía él por disuasión pasiva, pero, siguiendo la lógica ministerial, bien podría deducirse que las cuchillas no dañan a nadie si las dejas quietas, o sea, si permanecen pasivas. Pero si alguien las toca y las violenta, se vuelven activas. Por consiguiente, la famosa concertina en sí misma es tan pacífica como Gandhi.

Si no estuviéramos hablando de un tema tan serio habría que tomárselo a risa. Pero, ¿no habíamos quedado en que Fernández Díaz era el ministro más ferviente católico del Gabinete, y, por ende, fiel seguidor del Vaticano? ¿No tiene presente la condena que el papa Francisco hizo del trato que se les ha dado a los inmigrantes que naufragaron en Lampedusa? Las “medidas de disuasión pasiva” a base de alambradas cortantes las han descalificado personajes tan diferentes como la Defensora del Pueblo (Soledad Becerril), el nuevo portavoz de los obispos españoles (José María Gil Tamayo), el fiscal general del Estado (Leopoldo Torres-Dulce) y el líder socialista Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero lo de Rubalcaba merece un capítulo aparte.

“Perfiles metálicos” con bayonetas

En septiembre del 2005, como es sabido y ahora recordado, el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero aprobó el refuerzo del vallado de Melilla Ceuta con alambradas cortantes, que dos años después desmanteló parcialmente y que en la actualidad se están reinstalando bajo el mandato de Rajoy. Fue Pérez Rubalcaba como titular de Interior (sustituto de José Antonio Alonso) quien en el 2007 retiró parte de las concertinas, pero no todas, como atestigua la muerte, en marzo del 2009, de un senegalés desangrado en Ceuta. Sobre el cínico argumento de Rajoy de que ignoraba si la concertina producía daños, Pérez Rubalcaba ha comentado: “Las cuchillas cortan, que no busquen informes. Pueden utilizar la experiencia de ministros anteriores. Es un sistema de protección inhumano. Que [Rajoy] me llame esta tarde por teléfono y se lo digo gratis.”

Ironías de la vida. Rubalcaba no lo tenía tan claro en septiembre del 2005 –cuando se aprobó la medida en Consejo de Ministros–, a juzgar por su silencio, siendo como era el portavoz parlamentario en el Congreso de los Diputados. Si ahora ha calificado la concertina de “sistema de protección inhumano,” ¿no lo era ya en 2005? Recuérdese que el Ministerio del Interior, que enmascaró la cosa todo lo que pudo, no eludió la palabra bayoneta. La reseña ministerial decía así: “Refuerzo del vallado mediante perfiles metálicos fijados a los postes de estructura, concertina de acero inoxidable y bayonetas en prolongación de los postes”.

Solbes no mintió, sino que nos endulzó la vida

Cambiemos de rumbo y vayamos a otro tipo de cinismos. A raíz de la publicación de sus memorias ('Recuerdos', se titula el libro), Pedro Solbes, exvicepresidente y ministro de Economía con Rodríguez Zapatero, ha salido a la palestra para defenderse de quienes lo acusan de no haber dicho la verdad sobre la crisis económica. “No mentí. Siempre dije lo que pensaba, pese a que quizá edulcoré algún tema para no causar alarma,” ha declarado a EL PERIÓDICO. Tanto endulzó la situación real de crisis que lo máximo que Solbes llegó a admitir en la campaña electoral del 2008 fue que en España había “desaceleración.” En sus 'Recuerdos' ha continuado sin recordar los graves problemas económicos de los que él fue en gran parte responsable, por ser el ministro del ramo con rango de vicepresidente. Nada habla de la burbuja inmobiliaria que estaba más que pinchada cuando él mitineaba para volver a ganar en las urnas. No basta con arrepentirse de haber reincidido en el Gobierno de Zapatero. “Mi error mayor –admite en una entrevista en 'El País'—fue quedarme en el Gobierno en la segunda legislatura. Creo que mi tiempo se había agotado. La percepción que yo tenía de la crisis no era la misma que tenía el presidente, cuando en aquel momento era imprescindible tener una posición única para actuar. Sí, de eso me arrepiento”.

A buenas horas, mangas verdes.

Breve muestrario de cinismos recientes

–“Los huelguistas de la limpieza viaria quisieron llevar al límite a Madrid y no lo han conseguido.” (Ana Botella, alcaldesa de la capital de España)

El hedor de la porquería en las calles madrileñas llegaba hasta Barcelona, y Botella considera una victoria suya la desconvocatoria de la huelga después de 13 días, que se ha zanjado sin ningún despido de los 1.134 con los que amenazaba.

–“Me he quedado en Valencia todo el fin de semana haciendo vida normal.” (Francisco Camps, expresidente de la Generalitat Valenciana)

Miren ustedes por dónde, el juez del ‘caso Noos’, que reclamaba su presencia como testigo en la causa que se sigue contra Urdangarin, ha sido el único que no ha podido localizar a Camps. Aunque, a decir verdad, el tan trajeado político cínico no facilitó a la policía el teléfono de su casa, sino el de un organismo que cierra sábados y domingos. Si él es un lince, los funcionarios de Justicia son poco menos que imbéciles.

–“He pagado como no lo ha hecho ningún otro.” (Luis Roldán, exdirector de la Guardia Civil, en libertad tras 15 años preso)

¿Cómo tiene este hombre la jeta de alardear de que ha pagado como ningún otro por las tropelías cometidas si guarda un botín de 14 millones de euros en propiedades en el extranjero y en cuentas en paraísos fiscales?

–“Esto es una jungla, y yo sin machete.” (José Ignacio Wert, ministro de Educación)

Se merecería que esto que dice fuera verdad y que alguien soltara un tigre de Bengala.

–“El PP es tan honrado como todos, pero es el único que puede y va a sacar a España de la crisis.” (Esteban González Pons, dirigente popular)

Esta afirmación del valenciano González Pons se comenta con esta otra de la secretaria general de su partido, María Dolores de Cospedal: “El dinero de Bárcenas es suyo; el PP no tiene nada que ver con la corrupción.” Entendido.