BALONCESTO EN LA RED

No "es lo que hay"

"Los merengues se empeñan cada partido en desvirtuar los epítetos anteriores. Sus números son abrumadores. Lo que transmiten es contagioso"

Real Madrid de baloncesto

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ROBERTO TAMAYO

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Admítalo. Está inmerso en la moda enfermiza y cansina del "es lo que hay". Se trata un eslogan tan repetitivo que se ha instalado en su sistema nervioso y que ya apenas le altera. Es como si le dieran los buenos días. Pero ningún embrujo es perenne. Seguro que usted también quiere rebelarse ante ese mantra oneroso al que parece una herejía darle esquinazo. En una época en la que la gente camina sin despegar los pulgares del 'smartphone' y en la que uno tiene que enfundarse el kit de alpinista para sortear la basura que gobierna las calles de Madrid, es una bendición emocionarse con algo tan mundano como el deporte. La tendencia fast&furious del Real Madrid choca con aquella frase famosa de Mae West: "Cualquier cosa que merezca la pena hacer, hay que hacerla lentamente".

El conjunto blanco convierte una mañana dominical de poco fuste en una oda a la alegría. Resulta inútil recitar los adjetivos más pomposos para calificar al equipo que dirige Pablo Laso. Los merengues se empeñan cada partido en desvirtuar los epítetos anteriores. Sus números son abrumadores. Lo que transmiten es contagioso. El cuadro capitalino consigue que incluso aquellas personas que no profesan la fe madridista sientan un ligero cosquilleo cuando encadenan exhibición tras exhibición. El Madrid tiene la virtud de convertir en rutinario lo extraordinario. Coquetea con la excelencia desde la normalidad. Dominan el juego y a sus rivales desde el respeto. Los jugadores merengues se han acostumbrado a rendir mejor en menos tiempo. La plantilla blanca es el ejemplo de que la competencia, siempre que sea limpia, maximiza las prestaciones. La canasta circense de Felipe ReyesFelipe Reyes solo tiene cabida en las familias bien avenidas. Tiempo habrá de sacar la guadaña a partir de febrero, pero a 13 de noviembre la obra de Laso es majestuosa.

Siempre es más viable abrazar el éxito desde una posición privilegiada. Por eso le concedo aún más mérito a un equipo como el Herbalife Gran Canaria. Aunque su capacidad de anotación sea inferior, su juego entusiasma, transmite y engancha. La intensidad del equipo que lidera un futurible seleccionador nacional como Pedro Martínez invita a cualquiera a verlo un ratito. Y luego otro ratito. Porque sus victorias son los triunfos del trabajador talentoso que reclama una oportunidad. Sus dichas representan el premio a un proyecto cocinado a fuego lento. Ver un partido en el Centro Insular de Deportes rodeado de motivos amarillos y gargantas apasionadas es una experiencia recomendable para cualquier amante del deporte. La falta de apoyos económicos sesgó la ilusión canaria por disputar una competición europea que se habían ganado en la pista. Pero no hay mal que por bien no venga. Volcar sus esfuerzos de forma exclusiva en la Liga Endesa les hace más peligrosos. Y la competición nacional necesita transgresores que derriben un bipartidismo que resulta pernicioso.

El Dorado que describía Emilio BotínEl DoradoEmilio Botín está en búsqueda y captura. Lamento comunicarle que yo no he llegado ni a intuir su presencia. Si tiene usted un pen drive con las pistas para encontrarlo, le rogaría que me lo facilitara. Hasta entonces, deshagámonos del "es lo que hay".