Universidad: una oportunidad ante la crisis

"La universidad pública de calidad puede llevar a término las funciones que la sociedad le reclama, pero necesita un cambio de legislación hacia un modelo de máxima autonomía universitaria"

Alumnos de la UPC atienden a las explicaciones de un profesor.

Alumnos de la UPC atienden a las explicaciones de un profesor. / periodico

JUAN JESÚS PÉREZ

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No voy a descubrir nada nuevo si me pongo a alabar los modelos universitarios anglosajones o escandinavos como elemento clave del cambio de modelo económico en los países de su ámbito de actuación a través de la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación. ¿Cuántas veces hemos oído que en un mundo globalizado Catalunya no puede competir en temas de producción pero si de innovación? Pero también, ¿cuántas veces hemos creído en ello o lo hemos visto como una apuesta política real?

Hoy, en Catalunya, tenemos la obligación de impulsar un cambio en este sentido, porque tenemos las herramientas para hacerlo: un gran capital intelectual y humano, y unos centros universitarios con un gran potencial. En primer lugar, debemos crear las condiciones para que los jóvenes no emigren en avalancha; pero además, debemos cambiar la orientación académica y de gestión de nuestras escuelas y facultades. Como universidad tecnológica y distribuida en el territorio, la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) ha jugado durante años un papel fundamental en el desarrollo y bienestar de la sociedad como proveedor tecnológico, participando en el proceso de innovación del tejido productivo de Catalunya y en la modernización de la sociedad. En los últimos años, su actividad se ha consolidado y es un referente para las universidades de tecnología europeas. Esta posición está hoy amenazada por el profundo deterioro económico a la que la ha llevado la deuda acumulada de los últimos 14 años, y que asciende a más de cien millones de euros.

A la universidad se le han reconocido tradicionalmente tres actividades fundamentales: la docente, la investigadora, y un compromiso con la sociedad en la que se ubica, que es el del retorno directo, entendido como transferencia tecnológica y cultural, y como parte protagonista de un sistema de redistribución que facilite la igualdad de oportunidades. Sin embargo, la crisis económica que estamos viviendo puede acabarprovocando un cambio de modelo de la universidad pública a medio plazo.¿Puede la UPC prescindir de alguna de estas tres funciones que le encarga la sociedad?

La función docente ha de garantizar un sistema de mejora continua del proceso que incluya la revisión del mecanismo de transmisión del conocimiento y de los contenidos, así como del capital humano que se enmarca dentro de la formación continuada, que garantiza disponer de unos profesionales bien cualificados.

La función de investigación y desarrollo tiene también una función docente que consiste en la formación de investigadores a través del doctorado, pero fundamentalmente se refiere a la creación de conocimiento, nuevas tecnologías y la generación de prototipos. Las estadísticas demuestran que la UPC es una universidad activa, referente tecnológico a nivel internacional y que participa de forma activa en el sistema de investigación europeo.

La tercera función de las universidades corresponde al retorno directo a la sociedad. La UPC ha jugado un papel importante en la transferencia de tecnología a la sociedad y ha participado activamente en el sistema de innovación catalán. La innovación representa el ingrediente fundamental que proporciona el valor añadido necesario para ser competitivos al sector productivo y de servicios en un mercado global. La participación de la UPC en el sistema de innovación catalán, no solo se refiere a ser un proveedor de tecnología, sino a tener un papel activo en plataformas tecnológicas, donde todos los agentes sociales intercambian buenas prácticas, y de generador de conocimiento. 

En estos días la UPC se encuentra en pleno proceso de elección del rector. Es una situación que ofrece una oportunidad única para reflexionar sobre la situación actual de la institución y, sobretodo, de debatir sobre el futuro que los miembros de la comunidad universitaria desean como colectivo.

La universidad pública de calidad puede llevar a término las funciones que la sociedad le reclama, pero necesita un cambio de legislación hacia un modelo de máxima autonomía universitaria, con un sistema de garantía de la calidad y con rendición de cuentas. Es el momento de construir una universidad pública abierta al mundo, referente y de calidad, atenta a las necesidades e inquietudes de la sociedad en la que está imbricada. Este debe ser un objetivo estratégico de una sociedad madura, decidida por la justicia social y por mejorar el bienestar de sus ciudadanos. Creo firmemente que la UPC puede volver a jugar el papel que la sociedad espera por medio de un cambio de rumbo que defienda un modelo donde se lleven a cabo las tres funciones con autonomía, garantía de calidad y rendimiento de cuentas.