Dos miradas

Sexo animal

JOSEP MARIA FONALLERAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hay episodios que nos hablan de las grandezas y de las miserias del amor. O del sexo, porque tampoco hay que caer en el sentimentalismo ni en la tontería de pensar que los insectos tienen, más allá de los afanes reproductores, alguna idea romántica sobre las relaciones de pareja. El hecho es que unos científicos chinos han descubierto el fósil de dos ejemplares de la especie de los cercópidos en el momento de una copulación que se ha extendido a lo largo de más de 165 millones de años. En un instante de este acto tan efímero que los entendidos llaman «posición de acoplamiento», algún tipo de incidencia exterior a la cópula hizo que los dos cercópidos permanecieran estáticos y conservados en resina. Una postura que ha llegado hasta nuestros días y que nos permite hablar de la constancia sexual que pervive a través de los milenios, una obsesión que afecta intensamente a los seres vivos desde los insectos del jurásico hasta los humanos del 2013. Justamente estos son los protagonistas de la otra historia. El portal de encuentros Gleeden, especializado en contactos extramatrimoniales y con casi dos millones de usuarios, ha descubierto que un 81% de los infieles conectan con sus aventuras («amores plurales») desde el inodoro. Se trata del lugar más aséptico de la casa, el más discreto. Tendrían que procurar que no les cayera encima un meteorito justo en mitad de la conversación: el recuerdo que perviviría de ellos, 165 millones de años después, sería francamente ridículo.