Pásale el mando

EVA PERUGA

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«Dejar de entender el poder como dominio y abordarlo como la capacidad de acción política». La reflexión es de Assumpció Vila, responsable del departamento de Arqueología y Antropología del IMF-CSIC. Es indudable que del concepto de poder manejado históricamente por los hombres se impregnan todas las estructuras que lo sustentan. Y estas, en consecuencia, se verticalizan y se autoproclaman incuestionables, en una enunciación amable con la forma de entender el mundo de los varones.

De ahí que cambiar el concepto de poder representa, a la vez, modificar la manera de relacionarse y de distribuir las capacidades. Si se quiere una manera más equilibrada entre las necesidades y los objetivos y más acorde con la disparidad del mundo. El cambio trasluce en la propia reformulación de la democracia en los últimos años. De forma paralela al cuestionamiento de las estructuras tradicionales, saca la cabeza con determinación la sociedad civil. Con las personas en la base y el cambio social como motor, las mujeres ocupan un lugar destacado. En Catalunya, la mayoría de los movimientos cívicos de peso tienen ahora a una fémina al frente: Àngels GuiterasTeresa CrespoMuriel CasalsCarme ForcadellAda Colau. ¿Casualidad? La importancia de la sociedad civil en Catalunya tampoco es una improvisación. Pero ahora la magnitud de los desafíos y, sobre todo, la encrucijada global interpelan con apremio a la sociedad mientras estructuras e instituciones se quedan rezagadas. En este plantel de mujeres catalanas, el sentido del riesgo descansa más en la fuerza común, del colectivo, que en el desafío entendido de forma tradicional.

El conservadurismo, en el sentido del inmovilismo, se puede vincular mejor al poder masculino. Por eso estos nuevos movimientos no serían tales si no transformaran también su manera de ejercer los liderazgos. Compartidos, abiertos al cambio y conscientes de las necesidades reales de la ciudadanía.

Así lo vio y así lo defendió Rosa Parks, la madre de los derechos civiles americanos. El 1 de diciembre de 1955, la figura de Parks trascendió al negarse a ceder su asiento en el autobús a un hombre blanco como establecían las leyes de segregación racial en Estados Unidos. Su empeño, acompañado de un movimiento amplio de protesta, logró casi un año después que estas leyes fueran declaradas anticonstitucionales por el Tribunal Supremo de EEUU.

Cuando la ciudadanía se organiza para solucionar o conseguir objetivos concretos siempre encuentra respuesta y participación de mujeres. En muchas casos son las promotoras aunque la dirección acabe emigrando a ellos cuando los grupos derivan en estructuras clásicas. Sucede en las oenegés o en los movimientos de voluntariado, por ejemplo.

La oportunidad está ahora más que nunca ante las mujeres. Las acreditadas investigaciones de Vila la han llevado a concluir que todas aquellas escenas de la prehistoria recreadas en los museos puede que no se correspondan con lo realmente sucedido. Después de toda una vida creyendo que la sociedad se estructura tal y como nos han enseñado, resulta que todo está todavía por acreditar, poniendo en cuarentena lo aprendido y despertando el recelo sobre la misma construcción del desarrollo de la humanidad. La oportunidad de rehacer la historia es, pues, rompedora.

Por consiguiente, el hecho de que haya mujeres al frente de decisivos movimientos cívicos no solo explica el cambio ciudadano respecto a la forma de canalizar sus deseos y demandas sino el hartazgo de que la historia se escriba solo por ellos y solo por algunos de ellos. El poder no tiene por qué ser sinónimo de dominio. Para encontrar el canal adecuado, ¡pásale el mando a ella!