Tribuna

Jugando con fuego

Mundial de esquí alpino paralímpico en La Molina, en febrero.

Mundial de esquí alpino paralímpico en La Molina, en febrero.

JORDI MARTÍ

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Afavor de los Juegos Olímpicos de Invierno Barcelona-Pirineus 2022 . Lo dejo escrito al inicio de estas líneas por si alguien todavía no conocía mi opinión y la del Grupo Municipal Socialista que presido. A diferencia del alcalde -¡que a día de hoy sigue dudando!- ya hace semanas que he hecho público mi posicionamiento . No insistiré ahora en eso. Me interesa mucho más aprovechar la ventana que la insultante indefinición olímpica de Xavier Trias me abre de par en par para alertar de la parálisis política que comienza a debilitar nuestro ayuntamiento .

La gestión que ha hecho Trias de esta candidatura es una metáfora, precisa y certera, de cómo gobierna la ciudad. Sus dudas inexplicables caricaturizan y muestran lo que algunos llevamos tiempo denunciando: ausencia total de liderazgo y nada de convencimiento. Ni se atreve a enterrar la iniciativa, presionado por los alcaldes de CiU del Pirineo, ni a capitanear una operación que necesita de un alcalde que se deje estar de tacticismos partidistas y , por una vez, se la juegue. Entretanto, Barcelona no dispone de ninguna iniciativa, estrategia o planteamiento de futuro. Y lentamente va desapareciendo del mapa incapaz de hacer oír su voz. La suma de su cobardía política, de su miedo a tomar cualquier decisión y la nula capacidad de liderazgo le han convertido, lisa y llanamente, en el principal adversario de estos Juegos Olímpicos.

Desde que los socialistas perdimos las elecciones, Trias solo piensa en su estrategia personal . Los Juegos son un ejemplo más, uno palmario: podemos perder, sí, pero también ganar. ¿Encarar un reto de final incierto es razón suficiente para no ejercer de alcalde? Para él, sí . Puro escapismo político. En esta aventura, Barcelona necesita un alcalde de verdad . Alguien que apueste, que lidere, que mire el futuro con ambición, que impulse un proyecto que requiere de consenso, de negociaciones. Alguien que se tenga que romper la cara para conseguir inversiones del Estado, de la Generalitat. Y ese alguien no es él . La diferencia entre el 92 y hoy es que el alcalde Maragall sí encabezó e impulsó un proyecto mientras que Trias lo está dejando morir incapaz de afrontarlo.

Estas semanas, en vez de tomar una decisión, Trias ha ido tejiendo complicidades que le permitan tener una coartada, la del «ahora no». Aún bajo los efectos de la derrota de Madrid 2020, a los miembros del Comité Olímpico Español se les hace muy cuesta arriba volver a empezar con una candidatura para el 2022. Ven pegas y, en el fondo, pesa demasiado la posibilidad de que la capital catalana vuelva a triunfar en la escena olímpica, después del triple fracaso de la capital del Estado. El Gobierno español mira hacia otro lado, solo falta -parece que piensan- que con el pulso abierto en Catalunya ahora tengamos que ir vendiendo Barcelona. A mí esta situación me estimula: Barcelona tiene la oportunidad de mostrar que sabe hacer las cosas de otra manera. En cambio, el lamentable ataque de soberbia de Trias asegurando, con el cuerpo aún caliente de la candidatura madrileña, que Barcelona es la única ciudad de España capaz de competir con Tokio y Estambul, dificulta las alianzas indispensables .

Los Juegos Olímpicos de Invierno son otra oportunidad perdida por Barcelona. La ciudad vive, después de más de dos años de gobierno conservador, sin ningún horizonte estratégico, sin aliento de futuro . No hay dibujo, no hay tensión, no hay proyecto. En el terreno deportivo, por ejemplo, agotado el calendario que heredó, Trias nos ha hecho salir del mapa ; en el cultural, ha decidido ser censor y dejar morir los equipamientos que no hace tanto nos situaban en el mapa . La parálisis de Barcelona empieza a ser muy preocupante. Y el papel de Trias, jugando con fuego, aún más.