mirador

Con el culo al aire

JOAQUIM COLL

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Que Artur Mas exija a las elites catalanas que no intenten cambiar el curso de la historia, muestra el grado de tensión que el envite secesionista está alcanzando. Tras los avisos de Bruselas, un informe del catedrático Francesc Granell, director general honorario de la Comisión Europea, ha causado un gran revuelo. Explica aquello que los soberanistas no quieren que la gente se tome en serio: que una declaración unilateral nos conduciría a un Estado catalán fallido, sin reconocimiento internacional y sin posibilidad a medio plazo de entrar en las Naciones Unidas ni en la UE, y en un sinfín de organismos fundamentales para casi todo. Cuando se advierte de esto, la agitprop soberanista replica que son ganas de infundir miedo. Afortunadamente, lo que se va perdiendo es el temor a discrepar en público. Que Granell se haya atrevido es muy relevante, porque sus simpatías políticas han sido siempre hacia CiU. Fue el primer jefe que tuvo Mas en la Generalitat. Por si esto fuera poco, también Jean-Claude Piris, jefe de los servicios jurídicos del Consejo Europeo durante dos décadas, ha advertido de lo peligroso que es «hacer falsas ilusiones a la gente sobre una independencia unilateral» (El País, 1 de octubre).

Es lógico que las elites bien informadas, empezando por las económicas, estén seriamente preocupadas por los efectos alucinógenos de este gran porro secesionista que gran parte de la sociedad catalana se está fumando con fruición. Y ante el espejismo que imagina que alguien en el mundo vendrá luego a nuestro rescate. Anteayer Josep Antoni Duran Lleida se rió de ello y puso como ejemplo el 1714, cuando las potencias austriacistas dejaron finalmente a Catalunya «con el culo al aire». Que Mas diga que Europa no se puede permitir expulsar a siete millones de catalanes es pueril e indica que estamos muy cerca de hacer el ridículo. Lo que es censurable es que nuestros sectores económicos, que tanto despotrican en privado, no hayan hecho nada antes para evitarlo. Que Mas les avise ahora de que no intenten «frenar ni modificar» el proceso soberanista indica que el president tiene bastante decidido convocar elecciones anticipadas en el 2014, rendido a la estrategia rupturista de ERC y de la ANC.

¿Vamos de cabeza hacia el batacazo o habrá alguna parada intermedia que nos permita coger otro rumbo? Duran intenta abrir un escenario de diálogo, pero por ahora en Madrid no están dispuestos a hacer grandes gestos para desolación de muchos aquí en Catalunya. Los socialistas son los más conscientes de que la única salida es por elevación: la reforma constitucional. La propuesta de Ramón Jáuregui hecha pública esta semana es una buena hoja de ruta. Pero Mariano Rajoy no se atreve a abrir este melón, en parte porque está secuestrado por su mayoría absoluta. Además sabe que, en caso de choque, la correlación de fuerzas está de su parte.