¿Es Junqueras un hiperventilado?

Albert Sáez

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En los corrillos del Govern se conoce como hiperventilados al colectivo de independentistas que sufren de ansiedad permanente. Quieren la secesión ahora, como sea y al precio que sea. No son una mayoría social pero decantan mayorías. Los hiperventilados se alejaron de CiU tras la marcha de Pujol, fagocitaron a Carod y a Puigcercós tras el segundo tripartito, dieron a Mas la casi mayoría absoluta del 2010 y se la quitaron en 2012. Son los más partidarios del pacto CiU-ERC pero si la cosa se pone fea pueden no hacerle ascos a las CUP, com antes estuvieron con Reagrupament o con Laporta. En los últimos años son más: por razones generacionales –muchos hijos y nietos de votantes de CiU lo son– y también porque han sumado algunos federalistas asqueados con la sentencia del Constitucional y los aires del actual PSC.

Y en las redes sociales son muy visibles: en su avatar llevan grabado a sangre y fuego el tramo donde se incorporarán a la Via Catalana del miércoles y la inscripción DUI (Declaració Unilateral de Independència) junto a una estelada tipografiada. Su 'hashtag' preferido es el prepolítico #tenimpressa. Mas sabe que los necesita pero, sobretodo, que no los puede tener en contra, por eso los ausculta permanentemente. Son partidarios de aquella máxima de ninguna agresión sin respuesta (dialéctica, 'of course') y ya han decidido que no hay solución pactada. En general son los herederos de aquella bona gent de Convergència que fue fiel a Pujol de principio a fin y que él les garantizó la respiración asistida siempre que no quisieran mandar. Ahora es su momento, han sobrevivido al sector de los negocios y a los hijos negociantes del 'expresident' porque las convicciones son más duraderas que las comisiones. Para Mas no son un problema excepto si ponen nervioso a Oriol Junqueras.

Los hiperventilados ocuparon el 'mainstream' del 'timeline' el jueves durante la entrevista de Mònica Terribas al 'president' Mas. Se produjo la tenaza mortal para el soberanismo sensato: los nervios de los hiperventilados convencieron a la caverna que Mas estaba virando. Volantazo y traición, golpe de timón y bajada de pantalones, rectificación y ambigüedad son en estos casos las dos caras de la misma moneda. A Mas ya le van bien porque le dejan en el centro y en la centralidad, le conceden la iniciativa y le otorgan el bastón de mando. Pero lo importante del jueves para el 'president' era ver la reacción de Junqueras. Si los hiperventilados le sacaban de quicio, la cosa en los próximos meses iba a ponerse muy fea. La consulta es lo único que tienen en común. Ese es el juego.

Para Mas el camino de llegada a la consulta es el de la negociación con España y el de salida, ante el previsible bloqueo, las elecciones plebiscitarias pero no adelantadas. Para Junqueras, la consulta es el punto de partida para la DUI tras las elecciones plebiscitarias. Harán juntos la consulta. Y para hacerla hay que tener presupuestos en el 2014. Ese es el trato. El conseller Mas-Collell le ha puesto una buena pista de aterrizaje al republicano: el techo de gasto será el mismo de 2013. Los intereses y la reducción del déficit irán a cuenta de aumentar los ingresos: más impuestos y contabilidad creativa con las deudas del Estado a la Generalitat.

Titular para Junqueras: los presupuestos más sociales de la historia, al menos en porcentaje de gasto en educación y sanidad sobre el depauperado PIB. Titular para Mas: un Gobierno que gobierna dentro de la legalidad y haciendo bien la consulta. Y así pueden llegar, prórroga va, prórroga viene, hasta el 2016. El republicano con todos los hiperventilados sumados a la base izquierdista del partido. Y el convergente buscando en el caladero de los exfederalistas de orden huérfanos del PSC lo que pierda por la fuga del tercio clerical y del aristocrático. Ellos se han hecho un plan, de momento, a prueba de hiperventilados. Junqueras pasó la prueba y no lo echó todo a perder. De momento.