Retorno, Consenso, Reformas

CARME PORTA

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La mayoría de la población que tiene un puesto de trabajo (teniendo en cuenta que Catalunya ya tiene una tasa de paro de cerca del 25%) ha devuelto ya a su lugar. El retorno viene acompañado de una ola de propuestas y noticias que ya nos temíamos durante los meses estivales: más sobre Bárcenas, propuesta de reforma de las pensiones, un 36'4% de personas inscritas en el paro que no cobran ningún tipo de prestación... pocas buenas noticias. Aunque había quien auguraba una cierta mejora de la economía.

Cierto es que, de algunos pasos atrás que habían hecho, se han tenido tímidas, pero importantes, victorias: sentencia favorable a la recuperación de la paga de Navidad del personal funcionario, acuerdo en TV-3, la sentencia del Tribunal Supremo por restablecer la obligatoriedad de protección bajo el régimen de la Seguridad Social de becarios... pero a pesar de ser buenas noticias no se pueden recuperar los derechos que teníamos trabajadoras y trabajadores en un marco diferente de relaciones laborales y con un estado del bienestar incipiente pero avanzando, dos hechos que, de forma incontestable, ya no se dan.

Así, mientras hay quien busca consenso para las reformas, seguimos sufriendo las consecuencias de los recortes sociales y económicos: deslocalizaciones de plantilla, nuevos EREs, la destrucción de empleo en Catalunya es de un 17% (según informe de UGT), anuncios de externalización en los servicios sanitarios públicos... todo malas noticias consecuencia de malas políticas de "reforma".

El regreso se prevé caliente en dos ámbitos: a nivel catalán el 11 de septiembre se prevé una gran movilización, la Via Catalana, que pone el estado contra la pared, a nivel social, la situación es ya insostenible y necesitan respuestas que sean soluciones reales y políticas que no supongan un seguidismo a ciegas lo que dice la Unión Europea y los grandes 'trusts' económicos, hay que poner las personas en el centro y recuperar los derechos sociales y económicos tomados. Un robo que sufrimos todos, pero donde todas perdemos en derechos, calidad de vida y bienestar de forma mucho más alarmante, dado que la reforma es, sobre todo, ideológica y de género.

Artículo publicado por la Fundació Maria Aurèlia Campmany