Los activos en el deporte

Valor de no uso, Barça y Madrid

En la economía de los clubs pesan elementos intangibles que tienen que ver con su forma de actuar

JAUME GARCÍA VILLAR

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En el año 2001, coincidiendo con la llegada dePau Gasol a la NBA, los propietarios de la franquicia Vancouver Grizzlies decidieron trasladarla a Menfis dada la insuficiente asistencia de espectadores a los partidos del equipo canadiense. Esta práctica es habitual en el deporte profesional americano y casi inexistente en el fútbol europeo, salvo excepciones como la conversión del Ciudad de Murcia en el Granada 74 CF en el 2007.

En el caso americano, estos traslados también suelen estar asociados a la posible financiación pública de los estadios o pabellones por parte de los gobiernos locales. Eso ha generado a nivel académico y mediático un importante debate sobre la justificación económica de estas actuaciones públicas. La evidencia de los estudios de impacto económico (aumento de los ingresos, creación de empleo) es contraria a ellas en la mayoría de ocasiones, aunque se argumenta que podrían justificarse por otros motivos que hagan que los habitantes del lugar donde juega un equipo puedan apoyar esa financiación. En concreto, por aspectos no medibles e intangibles, como la identificación con el equipo o el orgullo cívico, no asociados a la asistencia a los partidos. Es lo que se conoce como valor de no uso.

La existencia de este valor parece incuestionable viendo lo que representa un equipo de fútbol en la vida de los residentes en un área geográfica, cada vez más global. Este valor de no uso podría asimilarse almés que un cluben el caso del Barça. Aunque su medición no es fácil, en el caso americano son varios los estudios que han tratado de cuantificar su importancia a partir de la disposición a pagar por parte de la gente para evitar la desaparición o el traslado de un equipo. En el caso español, hasta donde conozco, el único estudio existente, en el que participé con dos profesores de la Universidad de A Coruña, se refiere al Deportivo de A Coruña y fue publicado en 2011 en el Journal of Sports Economics.

A pesar de que los análisis basados en la disposición a pagar tienen limitaciones y supuestos, su evidencia es relevante y útil en muchas ocasiones. En el caso del Deportivo, en el 2003 el valor de no uso representaba más del 80% de lo que la gente estaba dispuesta a pagar para evitar la desaparición del club -hipótesis no despreciable en aquellos momentos-, aunque era claramente inferior a la deuda que el club tenía entonces.

Esto pone de manifiesto que en el comportamiento económico de los clubs el objetivo que tratan de maximizar no solo debe tener como argumento una probabilidad de éxito deseablemente sujeta al equilibrio presupuestario, sino también, ya sea como argumento o como restricción, los aspectos asociados a ese elemento intangible, el valor de no uso. Unos aspectos que fundamentalmente tienen que ver con la forma de actuar y los valores que representa el club.

Por eso es importante conocer cuáles son esos valores y formas, y es de interés la percepción que de ellos tienen aquellos que no son seguidores de un club sino de uno de sus rivales. Aunque su opinión pueda estar sesgada, lo estará justo en la dirección opuesta a la de los seguidores del club. En este sentido, es llamativo y significativo el contenido de una columna de opinión del director del segundo periódico deportivo más vendido de España, el pasado 12 de marzo tras la remontada del Barça ante al Milan en la Champions League. El autor comparó los estilos de remontar del Barça y el Madrid. En relación al conjunto blanco indicó: «(...) una estrategia para inflamar al público e intimidar al rival (...). Los tres primeros balones que cogiera el rival, falta dura; la primera falta del rival, cinco a apabullarle y cinco a apabullar al árbitro (...), lo queValdanodescribió con la expresiónmiedo escénico». Sobre el equipo azulgrana escribió: «El Barça nunca fue así, y el de ahora menos (...). Jugando bien, sin necesidad de buscar el tercer gol antes que el segundo, también se puede remontar».

Es evidente que las formas y los valores asociados a cada equipo son distintos. Me quedo con los que se asignan al Barça y no con los que algunos califican como comportamiento «profesional» y que entran de lleno en el terreno de lo antirreglamentario y lo antideportivo.

Las formas y los valores son, junto al éxito, los grandes activos de las instituciones deportivas y los ingredientes básicos de la imagen que transmite el club. Por eso es necesario que todas las instancias, desde la directiva a los socios y seguidores pasando por los profesionales que prestan sus servicios en el mismo, actúen de acuerdo con esos valores. Lo importante es la institución, que es la que engrandece a quienes forman parte de ella, y no al contrario como algunos parecen creer. Hay que saber estar y no estar, actuando de acuerdo con los valores de la institución, lo que no significa que no deban existir críticas constructivas y opiniones distintas.